Pobreza. Ayuda y servicio social.
Servicio social y acción social.
La Palabra de Dios no toma ni la pobreza ni la injusticia a la ligera.
Más bien nos hace ver varias realidades que se relacionan con la pobreza:
• Que no solo es una situación económica sino que principalmente tiene componentes espirituales y culturales (mentales) que la determinan.
Sin embargo, en cuanto a lo económico, no deja de lado que a menudo suceden cosas en la vida real que la acrecientan:
• Los pobres son a menudo víctimas de una sociedad injusta.
• Sus productos son comprados baratos y vendidos caros por los intermediarios, que se quedan con la mayor parte de la ganancia.
• Con los insumos que necesitan sucede lo contrario, los intermediarios los compran baratos y es los venden caros a los pobres, lo cual disminuye aún más el margen de ganancia por su trabajo.
• Los productos que consumen que no producen también son caros.
• Muchas veces sus mismos "líderes" se aprovechan de ellos, de su pobreza y de su credulidad, para robarles y/o, desviando recursos que deberían invertirse en el mejoramiento de la calidad de vida, hacia sus propios intereses egoístas.
• Su tierra quizá sea buena para cultivar (en el barbecho del pobre hay abundancia de pan pero se pierde por falta de sabiduría propia y/o de los gobernantes y/u otras instancias llamadas a apoyarles (leyes injustas lo privan de la asesoría técnica y los insumos apropiados para hacerla producir al máximo, impuestos, tasas y arbitrios, etc.).
Dios nunca pronuncia una bendición ni una exhortación a la pobreza como una cuestión de crecimiento espiritual, más bien, nos anima a buscar salidas y soluciones para ella conforme al consejo de Su Palabra.
• Ayuda y servicio social.
Los creyentes necesitamos hacer lo que podamos para luchar no solo contra la pobreza, sino contra la injusticia que la produce, la sostiene, la alimenta y la fortaleza (Pro_19:17, Pro_28:27, Pro_31:8-9).
• En primer lugar, llevándolos al conocimiento pleno, no parcial ni legalista, ni religioso, de la Palabra.
• Y por el otro lado, dándoles el pescado en situaciones de emergencia.
• Pero paralelo, enseñándoles a pescar (asesoría técnica) y acompañándoles en el proceso de la comercialización para que los intermediarios no se queden con la mejor parte de la tajada del pastel que le debería corresponden a los productores (el caso de Almolonga, o cooperativas de producción y distribución, de crédito y de consumo, etc.).
• Quizá nuestros esfuerzos solo sean paliativos, pero sabemos que sabemos que al final la justicia de Dios prevalecerá.
La Palabra de Dios no toma ni la pobreza ni la injusticia a la ligera.
Más bien nos hace ver varias realidades que se relacionan con la pobreza:
• Que no solo es una situación económica sino que principalmente tiene componentes espirituales y culturales (mentales) que la determinan.
Sin embargo, en cuanto a lo económico, no deja de lado que a menudo suceden cosas en la vida real que la acrecientan:
• Los pobres son a menudo víctimas de una sociedad injusta.
• Sus productos son comprados baratos y vendidos caros por los intermediarios, que se quedan con la mayor parte de la ganancia.
• Con los insumos que necesitan sucede lo contrario, los intermediarios los compran baratos y es los venden caros a los pobres, lo cual disminuye aún más el margen de ganancia por su trabajo.
• Los productos que consumen que no producen también son caros.
• Muchas veces sus mismos "líderes" se aprovechan de ellos, de su pobreza y de su credulidad, para robarles y/o, desviando recursos que deberían invertirse en el mejoramiento de la calidad de vida, hacia sus propios intereses egoístas.
• Su tierra quizá sea buena para cultivar (en el barbecho del pobre hay abundancia de pan pero se pierde por falta de sabiduría propia y/o de los gobernantes y/u otras instancias llamadas a apoyarles (leyes injustas lo privan de la asesoría técnica y los insumos apropiados para hacerla producir al máximo, impuestos, tasas y arbitrios, etc.).
Dios nunca pronuncia una bendición ni una exhortación a la pobreza como una cuestión de crecimiento espiritual, más bien, nos anima a buscar salidas y soluciones para ella conforme al consejo de Su Palabra.
• Ayuda y servicio social.
Los creyentes necesitamos hacer lo que podamos para luchar no solo contra la pobreza, sino contra la injusticia que la produce, la sostiene, la alimenta y la fortaleza (Pro_19:17, Pro_28:27, Pro_31:8-9).
• En primer lugar, llevándolos al conocimiento pleno, no parcial ni legalista, ni religioso, de la Palabra.
• Y por el otro lado, dándoles el pescado en situaciones de emergencia.
• Pero paralelo, enseñándoles a pescar (asesoría técnica) y acompañándoles en el proceso de la comercialización para que los intermediarios no se queden con la mejor parte de la tajada del pastel que le debería corresponden a los productores (el caso de Almolonga, o cooperativas de producción y distribución, de crédito y de consumo, etc.).
• Quizá nuestros esfuerzos solo sean paliativos, pero sabemos que sabemos que al final la justicia de Dios prevalecerá.
27
Feb
2025