Guardar el corazón. Guardando lo que hablamos.
LO QUE HABLAMOS (Pro_18:20-21).
Del fruto de nuestra boca se va a llenar nuestro ser interior.
• La muerte y la vida están en poder de la lengua.
• El que la ama (para muerte o para vida) comerá de sus frutos.
Stg_3:1-12.
• Si somos capaces de refrenar la lengua seremos capaces también de refrenar la carne.
• Es un miembro pequeño pero nos dirige, contamina todo el cuerpo.
• Si no la cuidamos puede encender un gran fuego, un mundo de maldad (chisme, murmuración, calumnia, juicio, mentira, acusación, condenación, culpa, menosprecio, burla, etc.).
Ella nos puede servir para bendecir o para maldecir, lo cual no debe ser así.
Nuestras palabras no deberían ser en algunos casos agua dulce y en otros amarga.
• Agua amarga. la queja: insatisfacción, inconformidad, incredulidad, incomodidad, etc.
• Agua dulce: el agradecimiento; satisfacción, contentamiento, fe, seguridad, etc.
Por ser a imagen de Dios, nuestra lengua tiene poder creativo (Dios nos la dio para ello; la caída la pervirtió).
• El diablo no tiene ningún poder, necesita una boca que hable sus palabras para que lo que quiere hacer se produzca.
• Cuidémonos de no prestarle nuestra boca al diablo para que realice sus planes de maldad (robar, matar y destruir la vida espiritual, emocional y hasta física nuestra y de otros).
La Palabra nos manda a hablar lo que edifica, consuela y exhorta (1Co_14:3, Efe_4:29).
• La Palabra nos manda a hablar de fe (2Co_4:13), de la Palabra (1Pe_2:9, Deu_6:7, Mat_12:34, Luc_6:45).
• No las palabras o lenguajes del diablo: negatividad, pesimismo, desesperanza, mentira, chisme, murmuración, calumnia, acusación, juicio, culpa, condenación, insultos, menosprecio, etc.
06
Feb
2025