Guardar el corazón (2). Principios básicos.
2. Guardar el corazón. Dos principios básicos.
La necesidad de los límites.
• Ecl_10:8.
• Así como en el mundo natural, físico, ponemos límites a nuestras propiedades para guardarlas de lo indeseable.
• De la misma manera necesitamos poner límites para guardar nuestra propiedad más preciada: el corazón (Pro_4:23, Pro_23:7).
• Los límites son los muros de nuestro corazón que dejarán lo indeseable afuera y solo permitirán la entrada de aquello que nos edifica, nos consuela, nos exhorta, nos corrige.
• Los límites son las cosas que cierran las puertas y ventanas de nuestro corazón para evitar que sea dañado por el veneno de la amargura en todas sus manifestaciones posibles.
• Los límites son las indicaciones de lo que vamos a permitir que el mundo exterior (situaciones, circunstancias, personas y demonios) influya en nuestro mundo interior.
• Los límites operan en doble sentido: del exterior hacia nosotros, y de nosotros hacia el exterior (Mat_7:12).
• Lo mismo que nosotros ponemos de límite hacia nuestro corazón, son los límites que nosotros vamos a respetar con respecto al corazón del otro.
En el Reino de Dios todas las cosas nos son dadas como una semilla (Mat_13:31-32).
• La semilla del Reino necesita ser sembrada en nuestro corazón.
• El corazón es la tierra.
• Uno de los puntos claves para que toda semilla crezca y produzca fruto es el cuidado de la tierra.
• Prepararla, preparar nuestro corazón (la parábola del sembrador, Mat_13:18-23).
• Limpiar la tierra (limpiar nuestro corazón de todo lo que pueda impedir que la semilla crezca sana y produzca fruto).
• Renovar nuestra mente (Rom_12:2).
• Despojarnos del hombre viejo y vestirnos del hombre nuevo (Efe_4:22-24).
• Derribar, destruir, arruinar y arrancar todo lo de la vieja vida, y sembrara y edificar todo lo que es de Dios (Jer_1:10).
• Destruir toda fortaleza (patrón de conducta), argumento y altivez (mentiras, pensamientos, emociones, sentimientos) que se levantan contra el conocimiento de Dios y llevar todo pensamiento a la obediencia a Cristo (2Co_10:4-5).
• Y después de preparar la tierra, sembrar la semilla, regarla y abonarla, necesitamos cuidar la tierra.
Cuidar la tierra (el corazón).
• Pro_4:19. cuidar nuestro camino.
• Pro_4:20: estar atento a la Palabra de Dios.
• Mat_13:18-23. 4 terrenos:
• Junto al camino. Falta de atención, entendimiento, distracción, cuando se predica. El diablo la roba.
• Entre pedregales. La recibe al momento con gozo (emocional) pero al ser probado, tropieza.
• Entre espinos. La recibe pero el afán de las cosas terrenales y el engaño de las riquezas, la ahogan y se hace infructuosa.
• La buena tierra: el que oye, entiende y la obedece.
• Pro_4:21, Pro_4:25: cuidar lo que vemos.
• Pro_4:24: cuidar lo que hablamos.
• Pro_4:26: cuidar a dónde vamos.
La necesidad de los límites.
• Ecl_10:8.
• Así como en el mundo natural, físico, ponemos límites a nuestras propiedades para guardarlas de lo indeseable.
• De la misma manera necesitamos poner límites para guardar nuestra propiedad más preciada: el corazón (Pro_4:23, Pro_23:7).
• Los límites son los muros de nuestro corazón que dejarán lo indeseable afuera y solo permitirán la entrada de aquello que nos edifica, nos consuela, nos exhorta, nos corrige.
• Los límites son las cosas que cierran las puertas y ventanas de nuestro corazón para evitar que sea dañado por el veneno de la amargura en todas sus manifestaciones posibles.
• Los límites son las indicaciones de lo que vamos a permitir que el mundo exterior (situaciones, circunstancias, personas y demonios) influya en nuestro mundo interior.
• Los límites operan en doble sentido: del exterior hacia nosotros, y de nosotros hacia el exterior (Mat_7:12).
• Lo mismo que nosotros ponemos de límite hacia nuestro corazón, son los límites que nosotros vamos a respetar con respecto al corazón del otro.
En el Reino de Dios todas las cosas nos son dadas como una semilla (Mat_13:31-32).
• La semilla del Reino necesita ser sembrada en nuestro corazón.
• El corazón es la tierra.
• Uno de los puntos claves para que toda semilla crezca y produzca fruto es el cuidado de la tierra.
• Prepararla, preparar nuestro corazón (la parábola del sembrador, Mat_13:18-23).
• Limpiar la tierra (limpiar nuestro corazón de todo lo que pueda impedir que la semilla crezca sana y produzca fruto).
• Renovar nuestra mente (Rom_12:2).
• Despojarnos del hombre viejo y vestirnos del hombre nuevo (Efe_4:22-24).
• Derribar, destruir, arruinar y arrancar todo lo de la vieja vida, y sembrara y edificar todo lo que es de Dios (Jer_1:10).
• Destruir toda fortaleza (patrón de conducta), argumento y altivez (mentiras, pensamientos, emociones, sentimientos) que se levantan contra el conocimiento de Dios y llevar todo pensamiento a la obediencia a Cristo (2Co_10:4-5).
• Y después de preparar la tierra, sembrar la semilla, regarla y abonarla, necesitamos cuidar la tierra.
Cuidar la tierra (el corazón).
• Pro_4:19. cuidar nuestro camino.
• Pro_4:20: estar atento a la Palabra de Dios.
• Mat_13:18-23. 4 terrenos:
• Junto al camino. Falta de atención, entendimiento, distracción, cuando se predica. El diablo la roba.
• Entre pedregales. La recibe al momento con gozo (emocional) pero al ser probado, tropieza.
• Entre espinos. La recibe pero el afán de las cosas terrenales y el engaño de las riquezas, la ahogan y se hace infructuosa.
• La buena tierra: el que oye, entiende y la obedece.
• Pro_4:21, Pro_4:25: cuidar lo que vemos.
• Pro_4:24: cuidar lo que hablamos.
• Pro_4:26: cuidar a dónde vamos.
21
Ene
2025