Estudio Bíblico

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Éxito, santidad y estilo de vida.



ÉXITO, SANTIDAD Y ESTILO DE VIDA.



Hoy en la iglesia existe el debate entre los que enfatizan la predicación respeto a la prosperidad y el éxito que Dios quiere darles a sus hijos, y otros que los tratan de contrarrestar y/o los atacan enfatizando en la santidad y en otras cuestiones doctrinales.

A mi manera de entender las Escrituras, ambos grupos tienen algo de razón pero no la razón total porque se están olvidando del consejo completo de la Palabra (Hch 20:27).

Por supuesto que Dios quiere que sus hijos tengan prosperidad y éxito (3 Jn 2, Sal 1:1-3, Jos 1:8). ¿Acaso Dios no es un Dios de prosperidad y éxito (Hag 2:8)? ¿Acaso un buen padre no quiere para sus hijos lo mismo que él tiene? ¿Acaso Dios no es mejor Padre que un padre terrenal? Si nosotros siendo malos, les damos buenas dádivas a nuestros hijos, cuanto más Dios, nuestro Padre, no nos las dará a nosotros (Mat 7:11, Luc 11:13).

Sin embargo, sobre el éxito, Dios espera de nosotros, como Padre, que seamos obedientes a El en todas las cosas, todo el tiempo (1 Ped 1.13-16). Y ello implica caminar en santidad, no en una santidad mística, de poses, afectada, sino una santidad práctica, una santidad de aplicación del consejo de la Palabra de Dios y de la guianza del Espíritu Santo en todos los aspectos de la vidad.

De tal manera que nuestro Padre espera de nosotros el mismo esfuerzo en ser exitosos que en ser santos, porque el éxito y la prosperidad sin santidad alimenta la carne (Salomón), en tanto que el éxito con santidad no solo alimenta el espíritu, sino que glorifica a Dios (Col 3:22-24).

El primer éxito que necesitamos alcanzar en la vida cristiana es el éxito en la obediencia al Señor y su Palabra, por cuanto nos comprometimos con El a ello cuando le entregamos nuestra vida (Rom 10:8-10, Luc 6:46). Los demás éxitos, si alcanzamos el anterior, posiblemente no van a requerir mayor esfuerzo por cuanto serán el resultado de la obediencia (Deut 28.1-14, Mat 6:33).

Para ello necesitamos entender que el cristianismo, como seguir a Cristo, ser un discípulo (y a ser discípulos nos llamó el Señor, no tan solo creyentes, Mat 28:18-20) no es algo que vivo solo en ciertos momentos de mi vida, cuando me conviene, estoy en la iglesia, etc. El cristianismo es un estilo de vida de 60 minutos por hora, 24 horas por días, 365 días al año y año tras año.

Necesitamos salir radicalmente de nuestros paradigmas religiosos que asocian el cristianismo solo a la iglesia, las actividades religiosas y/o una que otra cosa más, para llevarlo a todas las áreas de nuestra vida (vida personal, vida matrimonial, vida familiar, vida laboral, relaciones sociales, vida ciudadana, finanzas, bienes, dones, servicio, ministerio, etc.). Jesús y la Palabra son bien claros en ello:

• Luc 6:46.
• ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?
• Mat 7:12
• Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.
• Mat 7:24-27.
• Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.
• Col 3:23-25.
• Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas.

Fuímos llamados por el Señor para vivir y para manifestar al mundo, un estilo de vida (todas las cosas, todo el tiempo, en todo lugar, en toda circunstancia) completamente sometido a El (Mat 5:13-16, Mat 13.33, Jn 13:35). El resultado de no hacerlo así es peligroso:

• Mat 7:21-23.
• No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

19 Mayo 2010