Estudio Bíblico

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La restauración de lo profético.



ESCUELA PROFÉTICA (2).

LA RESTAURACIÓN DE LO PROFÉTICO.



Introducción.

Hay varios hechos manifestados claramente, y sin ningún lugar a dudas en la Biblia, entre ellos, tres que son relevantes para nosotros los creyentes, hoy.
Uno. la primera venida de Cristo fue anunciada proféticamente de una manera amplia y con una gran cantidad de detalles precisos.
Dos. En el pasado no tuvo lugar ningún acontecimiento de importancia que Dios no revelara antes mediante Sus siervos los profetas (Amos 3:7). Dios siempre quiso preparar al mundo, y, de manera especial a los creyentes para esos acontecimientos: el Diluvio (Gen 6-7), la destrucción de Sodoma (Gen 18-19), Nínive (Jon 3), Babilonia (Dan 4-5), Samaria, Jerusalén e Israel (2 Cro 36:15-16), la segunda destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C. (Luc 19:41-44; 21:20-24).
Tres. De la misma manera, la Biblia anuncia proféticamente los acontecimientos del fin: las señales del retomo de Cristo (Mat 24:3-15), el arrebatamiento de la Iglesia (1 Tes 4:13-18), la aparición del Anticristo (2 Tes 2:1-12; Apo 13), el retorno de Israel a Palestina, sus sufrimientos y conversión (Zac 12-14), la gran tribulación (Mat 24:21-30; Dan 12:1, 7), la batalla de Armagedón (Apo 16:14-16; 19:1-21), la aparición gloriosa del Señor con todos Sus santos (Zac 14:3-5; Apo 19:11-14), el reinado de mil años (Apo 20:1-10), el juicio final ante el Gran Trono Blanco (Apo 20:11-15), la eternidad de bendición y de maldición (Apo 21-22).

Si Dios ya anunció previamente la primera y segunda venida de Cristo, y cuando se cumplió la cercanía de la primera venida, levantó a Juan el Bautista como profeta para prepararle el camino, y anunció en Mal 4:5-6, que enviaría el Espíritu de Elías de nuevo antes de la venida del día grande y terrible del Señor, y el Espíritu de Elías levantó una generación profética (Eliseo, 2 Rey 2:3 –los hijos de los profetas de Bet-el: 2 Rey 2.5 –los hijos de los profetas de Jericó-; 2 Rey 2:7 --cincuenta varones de los hijos de los profetas--; etc.), y habiendo anunciado Dios que en los postreros tiempos los ancianos soñarán sueños, los siervos y las siervas profetizarán, los jóvenes verán visiones, y los hijos e hijas profetizarán (Hch 2.16-17), ¿es de extrañar la restauración de lo profético en nuestros días –carácter, dones y ministerio-?



La necesidad del ministerio profético y lo profético en la Iglesia.

Los profetas son los equipados por Dios dentro del Cuerpo para entender los tiempos y saber lo que se debe hacer (1 Cro 12:32, Amo 3:7) Sin lo profético, el Cuerpo de Cristo no entenderá los tiempos, no sabrá lo que se debe hacer y por lo mismo no podrá cumplir con la plenitud del propósito de Dios para sí. Todo lo que Dios hará en medio de los tiempos, lo manifestará a Su Iglesia a través del ministerio de lo profético, para que ella reciba dirección de hacia donde debe dirigir sus pasos y acciones. La Iglesia necesita de los profetas para conocer lo que el Señor está haciendo y va a hacer para alinearse con Sus planes. La falta, menosprecio y/o disminución de lo profético implica la falta de entendimiento en la iglesia de lo que Dios está haciendo y va a hacer, y por lo tanto, ello implicará una disminución de su eficiencia y eficacia.

Por otro lado, a través de sus profetas, Dios prospera a Su Iglesia en Sus propósitos y en todos los aspectos de la vida (2 Cro 20:20). Sin lo profético la Iglesia no será prosperada plenamente, no estará formada plenamente (Efe 4:11-16) para cumplir el propósito de Dios para ella, principalmente de frente a los últimos tiempos que ya están en desarrollo, para lo cual Dios ha determinado que esa iglesia sea una iglesia con una mayor carga profética que en cualquier otro tiempo (Mal 4:5-6, Hch 2.16-17).



La restauración del ministerio profético y de lo profético.

Hch 3:21: todas las cosas van a ser restauradas a su propósito (aunque sigan manifestando imperfecciones). Incluye la Iglesia y todo lo que a ella concierne (dones, poder, autoridad, manifestaciones, santidad, pureza doctrinal, etc.). Ello implica la restauración de lo profético.

Mal 4:5, Luc 1:17: como parte de la restauración, El enviará profetas con el Espíritu de Elías a volver y restaurar el corazón de los padres hacia los hijos y de los hijos hacia los padres, para preparar un pueblo bien dispuesto para su Segunda Venida. Esa restauración del corazón es para prepararnos para recibir una revelación poderosa de la Paternidad de Dios, la base de la identidad, poder y autoridad de los creyentes. La falta de revelación acerca de la Paternidad de Dios ha tenido confundido a amplios sectores de la Iglesia que viven con mentalidad de pueblo y siervos, y no con la mentalidad de hijos y familia (como el hijo pródigo y su hermano, Luc 15:11-31).
Ello implica la restauración del oficio profético, que en la Iglesia fue dejando de ser reconocido como un ministerio actual y necesario después de los primeros siglos de existencia de la Iglesia. Ello no quiere decir que no haya habido profetas (siempre los ha habido y los habrá). Lo que pasó es que no fueron reconocidos.

La restauración de lo profético irá acompañada también de una revelación nueva y fresca de la Paternidad de Dios (Efe 1.17-19) y todo lo que ella implica: quién es Dios como Padre, quienes somos nosotros como hijos; el propósito para el cual Dios nos llamó en lo individual y como Iglesia; los recursos que tenemos disponibles para cumplir el propósito de Dios para nosotros; el poder y la autoridad con que Dios nos ha equipado para cumplir con Su propósito.

2 Cor 10:3-6: Otra de las tareas del ministerio profético será la destrucción de las fortalezas, argumentos y altiveces que se opongan al conocimiento de Dios, para que las personas sean salvas en forma masiva y vengan al conocimiento de Dios en cumplimiento del último gran avivamiento profetizado antes de los tiempos del fin. El Señor quiere que la mayor cantidad de personas sean salvas.

Mat 6:9-10: ese gran avivamiento, con una revelación nueva y fresca de la Paternidad de Dios, el propósito de Dios para sus hijos, el poder y la autoridad, será para establecer la manifestación del Reino de Dios (aún de manera imperfecta) en la tierra en cumplimiento de una condición previa a la segunda venida de Cristo (hasta que todos sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies, Heb 10:13), y que cada creyente funcione en plenitud como sal de la tierra y luz del mundo (Mat 5:13-16) y como levadura transformadora del mundo (Mat 13:33) para la gloria de Dios.

Efe 4:11-16: la restauración del ministerio profético, junto con la de los otros oficios ministeriales es imprescindible para el cumplimiento del propósito de Dios para Su Iglesia, por cuanto ninguno de estos ministerios debió haber dejado de ser reconocido, recibido y apoyado en la Iglesia por cuanto el objetivo de los cinco oficios, tal como nos lo enseña esta Escritura, todavía no ha sido cumplido, ni se cumplirá hasta la venida de Cristo (Fil 1.6).

Amós 3:7: los profetas son necesarios porque nada hará el Señor sin revelárselo a sus profetas. Ello implica que la Iglesia necesita de los profetas para conocer lo que el Señor está haciendo y va a hacer para alinearse con Sus planes. La falta de profetas implica la falta de entendimiento en la iglesia de lo que Dios está haciendo y va a hacer (1 Cro 12.32) por cuanto los profetas son los equipados por Dios dentro del Cuerpo para entender los tiempos y saber lo que se debe hacer.

2 Cro 20:20: a través de sus profetas, Dios prospera a Su Iglesia.


Mal 4:5-6, Luc 1:17: Como parte de la restauración: el Espíritu de Elías (el espíritu de lo profético) y la paternidad de Dios. No que no haya habido profetas en los tiempos anteriores, sino que no habían sido reconocidos. La limitación en el reconocimiento implicó una limitación en los alcances de su ministerio, y con ello, una limitación en la eficiencia y eficacia de la Iglesia para el cumplimiento del propósito de Dios para ella.


05 Ago 2009