Estudio Bíblico

Inicio > Estudio

Contra el espíritu de estupor.



Espíritu de estupor y/o adomecimiento (Rom 11:8, Sal 132:4-5, Prov 6.4-5).



Introducción.

Estupor: disminución de la actividad de las funciones intelectuales, acompañada de cierto aire o aspecto de indiferencia e insensibilidad, torpeza y desánimo, pasmo, pasividad, enfriamiento (apatía) en algún grado.
Adormecimiento: acallar, calmar, sosegar, estar en pasividad, entorpecerse, entumecerse, somnolencia, letargo profundo y prolongado.
Somnolencia: pereza, falta de actividad, sopor, adormecimiento, amodorramiento.
Letargo: estado de somnolencia profunda y prolongada. Sopor, modorra. Período de tiepo en que algo permanece en inactividad y reposo absolutol.
Pasividad: no hacer nada, someterse a la voluntad de otro sin oponer resistencia: estar inactivo cuando debería estar haciendo algo por sí mismo.
Apatía: impasibilidad, dejadez, indolencia, falta de vigor o energía.



Ejemplos.

Los habitantes de Jerusalén antes de la reconstrucción de los muros son una buen ejemplo de ello.
Habían estado con los muros destruídos y derribados por más de 100 años y nadie se había animado o tomado sobre sí la responsabilidad y la tarea de reconstruirlos.
Ello a pesar de que los hacía estar indefensos, desprotegidos, en gran afrenta durante todo ese tiempo.
Sin embargo, Nehemías, en otro espíritu (no había estado en Jerusalén) bajo la dirección de Dios lo logra en tan solo 52 días.

Otro ejemplo es la Iglesia de Jerusalén, del libro de Hechos.
Había recibido el mandato de Jesús de la Gran Comisión (Mat 28.18-20) y de serle testigos en Jerusalén, en Judea, en Samaria y hasta los confines de la tierra Hch 1:8).
Sin embargo, no había salido de Jerusalén hasta el capítulo 8 después del apedreamiento de Esteban, lo que implicaba una apatía hacia el cumplimiento del mandato de Jesús.



El letargo, estupor y apatía en la Iglesia hoy.

La Palabra del Señor nos dice que todos nosotros, los creyentes en Cristo somos ministros de Dios (2 Cor 5:17-18, Apo 1:5-6, 1 Ped 2:9) para hacer la obra del ministerio (Efe 4:12) de reconciliar todas las cosas con Dios (2 Cor 5:17-18), tanto las que están en los cielos como en la tierra (Col 1.18-20).
El ministerio es la obra de lo santos, es decir de todos los cristianos. El llamado a todos los ministros y obreros es el de equipar a los santos para la obra del ministerio.

Sin embargo, el espíritu de estupor, letargo, apatía, adormecimiento, entre otras cosas:
Nos impide crecer en Cristo, estancándonos en un estado que nos ciega a la visión de Dios, nos pone a "dormir" y nos impide servir al Señor.
No leemos la Biblia, no oramos, no nos congregamos con regularidad; nos conformamos con ser creyentes “domingueros”.
Nos impide ver nuestra vida como creyentes más allá de los límites de las actividades eclesiásticas y por lo tanto, nos aparta de participar activamente en la transformación de un mundo en crisis y medio muerto, en el que el pecado avanza más rápidamente que la obra de Dios.
Nos impide ver la responsabilidad que tenemos en cuanto a la calidad de vida de nuestras naciones y a su sanidad en todos los aspectos (2 Cro 7.14).
Nos ataca a todos, principalmente a aquellos que a pesar de conocer los caminos del Señor por muchos años, no se han activado en el ministerio.



Como combatirlo.

Para combatirlo, necesitamos ser como Nehemías:
Se puso delante de Dios en oración e intercesión por la necesidad que estaba delante de sus ojos (Neh 1:4-11) con un corazón dispuesto a ser parte de la solución, cualquiera que fuera.
Tuvo la visión de reedificar el muro (Prov 29.18): de un mejor futuro para todos (Prov 4.18, Jer 29.11, 3 Jn 2).
Se afirmó en esa visión (Hab 2.2-4).
Observó los muros (miembros) (Neh 2:13).
Que estaban derribados (caídos, desalentados, desanimados).
Y sus puertas (obreros) que estaban consumidas por el fuego.
Reconoció que por sí mismo no podría hacer la obra, que necesitaba trabajar en equipo.
Reconoció su estado actual, retándolos (Neh 2.17) a ver el mal en el que estaban (que podían estar mejor, que no habían llegado a desarrollar todo el potencial que tenían en Cristo); que Jerusalén (el lugar de la comunión con Dios) estaba desierta (estéril, sin fruto, árida, sin vida) y sus puertas consumidas por el fuego (indefensos, sin alcanzar la vida plena que Dios tiene para ellos), por lo que estaban en oprobio (ignominia, afrenta pública), en afrenta (peligro, apuro, trance, intimidación, vergüenza), en deshonra (falta de respeto, ajeno a su forma de ser o de vivir), delante del enemigo.
Los reta a levantarse y edificar, esforzándose para bien (Neh 2:18).

Jos 1:6-9. Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (3 Jn 2, Sal 1:1-3). Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas (Mat 11:12).



Oración contra la Apatía, el Letargo, el Estupor y el Adormecimiento.


A nivel individual y familiar.

Señor Dios Todopoderoso, hoy venimos delante de tí, clamando por nosotros y nuestras familias y atando de sobre nosotros al espíritu inmundo de apatía, letargo, estupor y adormecimiento, en el Nombre de Jesús, que es Nombre sobre todo nombre, y le ordenamos que salga de nuestras vidas y nuestras familias, confesando que lo que atamos en la tierra queda atado en el cielo. También venimos derribando, arruinando, destruyendo y arrancando todas sus obras en nuestras vidas y en nuestra familia, principalmente la indiferencia respecto a lo que pasa a nuestro alrededor, en nuestros hogares, en nuestros trabajos, en nuestro vecindario, en nuestra iglesia y en nuestro país.

Igualmente venimos desatando sobre nosotros y nuestras familias, un espíritu de diligencia, compromiso y responsabilidad con la transformación de nuestras vidas. nuestras familias y nuestro entorno, de tal manera que sobre ellas sea establecido el Reino de Dios y su justicia y sean transformadas de acuerdo al propósito de Dios y vayan en aumento como la luz de la aurora.


A nivel de la Iglesia y el Cuerpo de Cristo.

Oh, Señor, hoy clamamos por nosotros como miembros que somos del Cuerpo de Cristo en Guatemala. Padre, atando al espíritu inmundo de apatía, letargo, estupor y adormecimiento, en el Nombre de Jesús, sobre nuestra Iglesia y sobre todo el Cuerpo de Cristo, rompiendo con la indiferencia y el escapismo acerca de las situaciones que ocurren a nuestro alrededor, y sobre las cuales la iglesia debería ejercer su autoridad y acción transformadora derivada de la autoridad que Cristo nos delegó en la Gran Comisión en el cielo y en la tierra.

Padre, por tu Espíritu Santo, toca las vidas de los cristianos para que despierten y asuman su lugar de autoridad. aquí en la tierra.

Señor, ¡cuánto debe dolerte ver la actitud que hemos asumido como Cuerpo! Perdónanos, Padre, porque nos hemos acomodado y nos hemos dejado arrullar por la tibieza del sistema del mundo en lugar de ser osados y valientes y llamar a las cosas por su nombre. ¡Toca tu trompeta! ¡Convoca a Tu pueblo! ¡Clamamos que nos ayudes a salir de este estado en el que nos encontramos!


A nivel de la nación.

Señor Dios Todopoderoso, hoy venimos delante de tí, clamando por todos los guatemaltecos y atando sobre nosotros el espíritu de apatía, letargo, estupor y adormecimiento, en el Nombre de Jesús, que nos ha hecho permanecer indiferentes ante nuestras circunstancias, y vivir en el conformismo, la indiferencia, la mediocridad y la falta de planes y esperanza. También venimos derribando, arruinando, destruyendo y arrancando todas sus obras y consecuencias en la vida de la nación que se han traducido en pecado, pobreza, enfermedad, opresión, violencia, abuso, paternalismo, etc.,

Igualmente venimos desatando sobre todos los guatemaltecos, un espíritu de diligencia, compromiso y responsabilidad con la transformación de sus vidas, familias y la nación entera, de tal manera que sobre ella sea establecida la justicia y la verdad, y sea convertida en una nación ejemplar, democrática y desarrollada de acuerdo al propósito de Dios.

Guatemala, profetizamos que has andado en círculos por el desierto por última vez. Que ha llegado tu luz y que la gloria de Jehová ha nacido sobre tí, para que se cumplan cada una de las bendiciones de Deut 28.1-14 en tí y en todos los guatemaltecos. Declaramos que los planes de bien y no de mal para que tengas un futuro y una esperanza están delante de tí, y que se ensancha el sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones son extendidas (Isa 54:2-3), porque la abundancia que viene para tí sobrepasará todos los límites, y son desechadas para siempre de tí la escasez y la limitación

16 Jul 2009