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Nuestras estrategias para la guerra.



NUESTRAS ESTRATEGIAS PARA LA GUERRA.



El ¿Cómo? de la guerra espiritual.
Jer 15:19-20: convertirnos de todo corazón y en verdad, ser restaurados, estar delante del Señor, sacar lo vil, y entonces los impíos se convertirán a nosotros (no convertirnos nosotros a ellos).
2 Cor 10:3-5: derribar argumentos y altiveces que se opongan al conocimiento de Dios y llevando todo pensamiento cautivo a la obediencia a Cristo.
Ezeq 22:30, 2 Cro 7:14, Neh 1:4-11, 1 Tim 2:1-2: intercesión por las personas, las autoridades y las naciones (organizaciones sociales).
Efe 3:10-11: dar a conocer a todos los participantes del reino de las tinieblas lo que Dios ya ha decretado en Su Palabra.
Jer 1:9-10: arrancar, destruir, arruinar y derribar (las obras del diablo, que no quede absolutamente nada de ellas, para preparar la tierra) y edificar y plantar (la Palabra y la voluntad de Dios, Jer 4:3, 12, 19)
Sal 103:20-21: bendecir al Señor, ejecutando su Palabra, obedeciendo sus preceptos, haciendo Su voluntad.



La iglesia:

Un cuerpo, un pueblo, una familia.
Un ejército, incontenible, invencible, que peleará y ganará en el nombre de Jesús.
El resultado final no está en duda: Jesucristo ha derrotado a satanás y a sus fuerzas de oscuridad en la Cruz del Calvario (Col 2:13-15).
Pero el fin no ha llegado ni llegará hasta que Jesús vuelva la segunda vez (Apo 19.11-21).
Mientras tanto, nos manda a nosotros a enfrentar al enemigo y en las peleas habrá victorias y habrá también heridos (Joel 3:9-14, Sal 94:16).
Necesitamos discernir los tiempos, aprovechar las oportunidades y exponer lo que la iglesia debe hacer en este conflicto espiritual (1 Cro 12:32).

El mensaje del Señor para la iglesia en estos últimos tiempos es el de:
Equipar a los santos para la guerra espiritual (Efe 4:11-16),
Con el fin de concluir la evangelización y discipulado del mundo antes de su regreso (Mat 28.18-20)
Con evangelismo de poder (Mar 16:15-18, Hch 1:8).



El propósito de la iglesia (Efe 1:15-23).

Poner bajo los pies de Cristo todas las cosas, incluidos sus enemigos.
Conocer quienes somos y que tenemos en Cristo para vencer al enemigo.
Conocer al enemigo y preparar la estrategia para contrarrestar sus ataques.
El propósito de satanás es impedir que el pueblo de Dios pueda obrar con el poder, el dominio y la unción que le han sido dadas por Jesucristo, a través del Espíritu Santo, para vencer al enemigo.
Dios nos llama a ser agentes para cambiar al mundo, y no personas cambiadas por el mundo.

Como cristianos, Dios nos diseño para:
Ser siervos: servir a otros para que sus vidas tengan un mayor significado (Mar 10:42-45)
Ser discípulos: confiar en las promesas de Dios para todos los aspectos de nuestra vida (Mat 28:18-20).
Ser ministros: enfocar nuestro amor y compasión en otros por sus sufrimientos (2 Cor 5:18-20).
Ser sacerdotes: amar a Dios sobre todas las cosas y tener comunión con El (Apo 1:5-6, 1 Ped 2:9).
Ser reyes para restaurar la creación (todo lo natural y social) al propósito original de Dios (Rom 8.19-21, Gen 1.28).

Lo que Dios requiere de su iglesia:
Impacto: ganar almas para Cristo (Mar 16:15, Luc 24:47).
Excelencia: hacer discípulos (Mat 28:18-20).
Movilización: equipar a los santos para reunir un ejército (Efe 4:11-16).
Unidad: establecer una comunidad cristiana derribando divisiones (Jn 17:20-23).
Integridad: vivir lo que creemos (2 Cor 3:2-3).
Pertinencia: respuesta a los sufrimientos y necesidades de los que están bajo el yugo y cautiverio del mundo y sus problemas (Luc 4:18-19, Mat 5:13-16, Mat 13:33).
Santidad: defender la moral cristiana (1 Ped 1:13-16).


08 Jun 2009