Estudio Bíblico

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La restauración de lo profético.



OFICIO PROFÉTICO.

LA RESTAURACIÓN DEL OFICIO PROFÉTICO.



Introducción.
1 Cor 12:1. No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales.
1 Cor 14:1. Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis.



La necesidad del ministerio profético y lo profético en la Iglesia.

1 Cro 12.32: entendidos en los tiempos, y que sabían lo que Israel debía hacer, cuyo dicho seguían todos sus hermanos.
Amo 3:7: Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas.
Los profetas son los equipados por Dios dentro del Cuerpo para entender los tiempos y saber lo que se debe hacer.
Sin lo profético, el Cuerpo de Cristo no entenderá los tiempos, no sabrá lo que se debe hacer y por lo mismo no podrá cumplir con la plenitud del propósito de Dios para sí.
Todo lo que Dios hará en medio de los tiempos, lo manifestará a Su Iglesia a través del ministerio de lo profético, para que ella reciba dirección de hacia donde debe dirigir sus pasos y acciones.
La Iglesia necesita de los profetas para conocer lo que el Señor está haciendo y va a hacer para alinearse con Sus planes.
La falta, menosprecio y/o disminución de lo profético implica la falta de entendimiento en la iglesia de lo que Dios está haciendo y va a hacer, y por lo tanto, ello implicará una disminución de su eficiencia y eficacia.

2 Cro 20:20: Oidme, Judá y moradores de Jerusalén . Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados.
A través de sus profetas, Dios prospera a Su Iglesia.
Sin lo profético la Iglesia no será prosperada plenamente.



La restauración del ministerio profético y de lo profético.

Hch 3:21:
Todas las cosas van a ser restauradas a su propósito (aunque sigan manifestando imperfecciones).
Incluye la Iglesia y todo lo que a ella concierne (dones, poder, autoridad, manifestaciones, santidad, pureza doctrinal, etc.).
Ello implica la restauración de lo profético.

Mal 4:5-6: Luc 1:17:
Como parte de la restauración: el Espíritu de Elías (el espíritu de lo profético) y la paternidad de Dios.
No que no haya habido profetas en los tiempos anteriores, sino que no habían sido reconocidos.
La limitación en el reconocimiento implicó una limitación en los alcances de su ministerio, y con ello, una limitación en la eficiencia y eficacia de la Iglesia para el cumplimiento del propósito de Dios para ella.



Las tareas del ministerio profético y lo profético en este tiempo.

La destrucción de las fortalezas, argumentos y altiveces que se opongan al conocimiento de Dios (2 Cor 10.3-6).
Que las personas sean salvas en forma masiva y vengan al conocimiento de Dios y se realice el último gran avivamiento profetizado antes de los tiempos del fin (Hch 2.17-18).
Conducir a la Iglesia en el proceso de que los hijos de Dios sean verdaderamente discípulos (Mat 28.18-20)

Mat 6:9-10.
La restauración de lo profético irá acompañada también de una revelación nueva y fresca de la Paternidad de Dios (Efe 1.17-19)
• Quién es Dios como Padre.
• Quienes somos nosotros como hijos.
• El propósito para el cual Dios nos llamó en lo individual y como Iglesia.
• Los recursos que tenemos disponibles para cumplir el propósito de Dios para nosotros.
• El poder y la autoridad con que Dios nos ha equipado para cumplir con Su propósito.
Para establecer la manifestación del Reino de Dios (aún de manera imperfecta) y que cada uno de nosotros, sus hijos e hijas, funcionemos:
• En plenitud como sal de la tierra y luz del mundo (Mat 5:13-16).
• Como levadura transformadora del mundo (Mat 13:33)
• Para la gloria de Dios (Col 3:22-24).

Efe 4:11-13.
Son necesarios, como una parte de los oficios ministeriales, para el cumplimiento del propósito pleno de Dios para Su Iglesia con respecto a cada santo: su perfeccionamiento en todas las áreas de la obra del ministerio y la vida para que el Reino de Dios sea establecido en él, sus relaciones y sus actividades.



Lo profético.

Es la expresión de la voluntad (propósito, destino y visión) de Dios para nosotros, nuestra familia, iglesia y nación.
Debido a la cercanía de los últimos tiempos y los propósitos de Dios para estos tiempos revelados en Su Palabra, hoy, la profecía corporativa y/o nacional se está convirtiendo en la forma más importante de la manifestación de lo profético.
En los años 90´s, cuando se inicio la restauración de lo profético, la forma más usual de ello era la profecía personal y/o familiar que fue el canal primario que Dios utilizó para iniciar esa restauración.

El propósito de este nuevo nivel en el que está entrando la restauración del oficio profético (que se corresponde, bajo la gracia, con el nivel de los profetas del Antiguo Testamento), es:
Uno. Mostrarle al diablo cual es su lugar en el mundo hoy (Efe 3:9-11, Hch 3:21, Mat 16:18-19), desarraigándolo de los espacios que ha estado usurpando,
Dos. Llevar a la iglesia a ocuparlos tal y como le corresponde (Col 2:15) para que el deseo y voluntad de Dios se haga visible y se de a conocer: que Su Reino sea establecido (Mat 6:9-10, Mat 6:33).

Lo profético tiene que ver con la iglesia y a transformación de las ciudades (Mat 28.18-20, Hch 1:8) y regresar la iglesia al propósito y diseño de Dios: conquistadora, apostólica, para llenarlo todo, tomarlo todo, influenciarlo todo, transformarlo todo (Efe 1:23).



Los límites de lo profético.

Lo profético nunca puede ni debe suplantar a la Palabra de Dios ni al Espíritu Santo.
Los creyentes no son guiados por los profetas sino por la Palabra y el Espíritu Santo (Sal 119:105, Rom 8:14)
Los profetas son solo un auxiliar, un elemento adicional, que complementa, pero no suplanta ni sobrepasa, la autoridad de la Palabra y del Espíritu Santo, que son nuestra autoridad más alta y nuestra única instrucción infalible con respecto a la vida.
Por lo tanto el profeta y/o cualquier manifestación de lo profético siempre debe ser controlado y hallado en armonía con ambos, por ello, toda profecía debe ser juzgada (1 Cor 14:29).



04 Jun 2009