Estudio Bíblico

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Dirección, visión.



Dirección.


Introducción.
Prov 29.18, Hab 2.2-4, Isa 54:1-5: necesitamos vivir con una dirección fija, con un punto de llegada.
Sal 139.13-16, Jer 29.11, Prov 4.18, Efe 2.10: el punto de llegada es el propósito para el cual fuímos creados.
El Espíritu Santo nos guiará a toda verdad (el propósito), El nos enseñará las cosas que habrán de venir (la visión), nos recordará las palabras de Jesús (el plan de Dios para nosotros).


Visión.
Es esencial para la sobrevivencia; sin visión el pueblo perece (Prov 29:18).
Necesitamos la visión de Dios para nuestras vidas que abarca:
Uno. La visión del hombre y/o la mujer que Dios está forjando en nosotros.
Dos. La visión del plan que Dios quiere que realicemos.
Tres. La visión del lugar donde Dios nos quiere ubicar para realizar ese plan.
Es engendrada por la fe, mantenida por la esperanza, encendida por la imaginación y fortalecida por el entusiasmo.
Es mayor que la vista, más profunda que el sueño, más amplia que la idea; abarca más allá de la esfera de lo predecible, lo seguro, lo anticipado.


La visión comienza con un sueño (soñar).
¿Qué hay detrás de los grandes logros? Personas que piensan de un modo diferente (ideas, sueños, imaginación, creatividad, fantasía); todo comienza con un sueño.
Los sueños, especialmente cuando Dios toma parte, pueden parecer alocados (y algunos verdaderamente lo son) comparados con el triángulo equilátero de la lógica, el costo y el tiempo.
Los sueños muchas veces pueden no ser congruentes: no vuelan cuando se los prueba contra la gravedad de la realidad.
Lo más raro de todo es que cuanto mas se les dice “no se puede” tanto más palpitan para que se puedan, se deban y se hagan.
Los sueños, al principio, son frágiles: no solo les cuesta surgir sino permanecer y desarrollarse en medio de una gran cantidad de nubes de negativismo y tradicionalismo.
Por ello, la mayor parte optamos por el camino tradicional, evitando todo riesgo y acostumbrándonos a una vida muy predecible, aburrida, pero estable, segura, sin percatarnos que el único lugar seguro en la tierra son los cementerios.


El que ha recibido un sueño que lo ha convertido en una visión, vive con la convicción del llamado (Jn 5:4-11).
Jesús elige no ministrar a otros solo; podía hacerlo pero deliberadamente elige no hacerlo, nos escogió a nosotros (2 Cor 5.17-18, Mat 28.18-20) y puso un sueño en nuestro corazón (desde que nos formó en el vientre de nuestra madre (Sal 139.13-16, Efe 2.10).
Jesús, con los discípulos (y también con nosotros) usa lo conocido para hacer lo increíble:
• Fue a su territorio (lago, barco).
• Entró a su lugar de trabajo (pesca).
• Les hizo usar sus destrezas (redes).
• En ese ambiente tan conocido los hizo conscientes de posibilidades increíbles.
Jesús nos corre de la seguridad de lo visible a los riesgos de lo invisible.
Jesús prueba nuestro potencial al romper nuestras redes y al llenar nuestras barcas.
Jesús esconde sus sorpresas hasta que sigamos sus indicaciones.
Jesús revela su objetivo a aquellos que sueltan su seguridad y se atreven a convertir el sueño en una visión y comprometen su vida a lograrla.
El sueño, la visión, el llamado producen una pasión que nos consume por dentro, que nos impulsa, que “arrebata” nuestro corazón, en el que no hay lugar para otras cosas: solo Dios y el llamado que nos consumen (Hab 2:2-4).


Vivir en el hoy con enfoque en el mañana (sembrar hoy, cosechar mañana).
Un secreto de la vida consiste en la manera de manejar el hoy, no el ayer ni el mañana: el hoy como pasos hacia el cumplimiento de la visión y el llamado.
¿Qué es hoy? Un día que el Señor ha hecho (Sal 118:24), un segmento de veinticuatro horas que nunca se han vivido antes y nunca se volverán a vivir (Mat 6:34).
Puede que no vivamos para ver otro día como éste; tal vez nunca estemos más cerca de una decisión que necesitamos tomar, de un paso que necesitamos dar, de un pecado que necesitamos dejar, de una opción que necesitamos ejercer; así que lo hacemos hoy, antes de que el sol se ponga y las demandas del mañana eclipsen los deseo del hoy.


Con los ojos puestos en la venida del Señor (2 Ped 3:10-12).
Aquel día debería tener efectos sobre este día, ya que el mundo y todas sus obras habrán de disolverse.
¿Que tipo de cosas deberíamos estar llevando a cabo en este mundo temporario?
¿Qué tipo de prioridades deberían moldear nuestros horarios?
¿Qué tipo de consideraciones deberían determinar nuestros pasos, guiar nuestras conversaciones y determinar nuestra dirección?


Asumir el riesgo.
No hay garantías absolutas, ni hay planes infalibles, ni hay diseños completamente confiables. La vida y el riesgo van de la mano; las desventajas y las desilusiones no tienen por que descalificarnos.
Enfrentarse con algunos tercos osos y leones como lo hizo David nos prepara para los gigantes como Goliat.
Meternos en el Mar Rojo como Moisés y ver como Dios abre las aguas nos da algo interesante de lo cual hablar mientras atravesamos un miserable desierto por los siguientes cuarenta años.





23 Ene 2009