Estudio Bíblico

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Las actitudes del discípulo (9).



ENSEÑANZA No. 43.

LAS ACTITUDES DEL DISCÍPULO (9).



Objetivos de la enseñanza.
Profundizar el entendimiento de que las actitudes son el resultado de nuestros pensamientos y que los pensamientos derivan del carácter y de los principios que les dan soporte en nuestro corazón.
Profundizar el conocimiento de los principios que enseñó y aplicó Cristo en su vida, para entenderlos y aplicarlos en la nuestra.
Continuar con nuestra preparación para desarrollar y manifestar el fruto del Espíritu en circunstancias específicas, manifestando las mismas actitudes de Cristo.
Profundizar nuestro entendimiento de los principios relacionados con las actitudes de un discípulo, para aplicarlas y desarrollarlas de manera permanente en nuestras vidas.
Conocer, entender y aplicar los principios y las actitudes del amor para vencer el odio y de la perfección, en nuestro caminar diario.


Amor vrs. Odio (vrs. 43-47).
En el uso popular la palabra “amor” ha sido empañada y rebajada a usa asociación casi exclusiva con lo romántico y lo erótico, reduciéndolo a algo puramente emocional (aunque estos elementos pueden estar presentes, no son su esencia, ni lo más importante).
Cuando la Biblia habla del amor a nuestro prójimo (amigo o enemigo) se refiere al amor “ágape” cuyas características son:
• Un amor que ama a pesar de lo repulsivo de la persona objeto de este amor.
• Es el amor moral que difiere del afecto personal.
• Un amor que no demanda o desea sino que da.
• Que sigue amando a pesar del insulto o la injuria sufrida.
• No es mera emoción, sino un acto voluntario que demanda acción.
• Se expresa en acciones de amor hacia quien las merece y hacia quién no las merece.
• Es el amor de Dios según Jn 3:16 y 1 Cor 13:4-8.
• Lo más importante no es lo que sentimos sino lo que estamos dispuestos a hacer.
Los judíos, pre-juiciosamente. entendían que el mandamiento del Antiguo Testamento de amar al prójimo los dejaba en libertad de odiar a los enemigos, una conclusión totalmente errada. Los judíos entendían que el prójimo eran solamente otros judíos. Por ello Jesús, cuando le preguntan ¿Quién es mi prójimo?, para responder utiliza a un escriba, un sacerdote y a un samaritano y a un hombre que no identifica su nacionalidad, para enseñar que el prójimo es cualquier persona que tengamos al alcance, sea judía o no.
En ninguna parte de la Ley decía “aborrece a tu enemigo”, ni tampoco sancionaba tal actitud. Ese era un agregado de la interpretación farisaica que Jesús repudió totalmente. Cuando Jesús describe a los enemigos, no solo los describe sino también indica la reacción del discípulo a ellos, total y radicalmente contraria a lo que los fariseos decían: bendecirlos, hablar bien de ellos, orar por ellos. Nuestro Señor fue el mejor ejemplo de sus enseñanzas (1 Ped 2:21-23).


Ser perfectos (vrs. 48).
Este precepto resume y cristaliza todo lo que Jesús ha estado enseñando hasta ahora en el Sermón, y lo que seguirá enseñando. Dios no demanda lo imposible de nosotros, es posible lograrlo. La verdad divina es eterna y los principios inmutables. Los que son enunciados en el Sermón del Monte son permanentemente aplicables y apropiados.
• No estaba hablando de una perfección abstracta y filosófica.
• Tampoco de una ausencia total del pecado.
Es la manifestación del carácter, las actitudes y el amor que derivan de la puesta en práctica de lo que hasta aquí ha enseñando (vrs. 45). Conlleva la idea de madurez y plenitud. El cumplimiento del propósito para el cual fuimos diseñados (carácter, actitud y amor como el de Cristo).
Esta perfección es absolutamente imposible de alcanzar sin ayuda divina. Solamente la gracia de Dios impartida a nosotros puede capacitarnos para vivir de esa manera. Y eso es lo que Dios ha hecho precisamente por nosotros: ha derramado Su amor en nosotros (Rom 5:5) y nos ha dado Su Espíritu Santo y Su poder para capacitarnos para ello (Hch 1:8).
Como nosotros no poseemos los recursos inherentes para cumplirlos, Dios nos provee de la dinámica que necesitamos para obedecerlos. Solo es posible por medio del nuevo nacimiento (Jn 3:3-5). El cambio de corazón y de vida tan radicales que están implícitos en estas demandas para los ciudadanos del Reino son tan radicales que solo es posible cumplir con ellas después de un nuevo nacimiento.


Preguntas para autoevaluación.
¿Qué hay de nuevo para mi en el concepto del amor cristiano tal como lo establece la Palabra?
¿Quién es mi prójimo?
¿Cuáles son las cuatro características sobre las que más necesito trabajar para amar como Dios demanda de mi?
¿Cuál es el trato que Jesús espera que le de a mis enemigos?
¿En qué necesito trabajar para darles a mis enemigos o a quienes me dañan, el trato que Jesús espera que les de?
¿A qué se refiere el concepto de perfección cristiana que enseñó Jesús?
¿Por qué es posible para nosotros lograr ese nivel de perfección?
¿Qué necesito cambiar en mi vida para mejorar el nivel de perfección de mi vida cristiana y como espero lograrlo?


23 Dic 2008
Referencia: Enseñanza 43.