Estudio Bíblico

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Conociendo a Jesús por Sus Nombres. (Parte 19). El Soberano de los reyes de la tierra.



El Soberano de los reyes de la tierra (Apo_1:5).

Jesús, en virtud de haber recibido toda autoridad en el cielo y en la tierra (Mat_28:18), es el Rey de reyes y Señor de señores (Apo_17:14, Apo_19:16).
• Ello implica, por lo menos, las siguientes cosas:
• Al recibir toda autoridad en el cielo y en la tierra, es igual en autoridad al Padre, el Supremo.
• De hecho, Él es la máxima autoridad y el máximo poder existente sobre todas las cosas: tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligros, espada, muerte, lo presente, lo futuro, lo alto, lo profundo y cualquier cosa creada (Rom_8:37-39).
• Es el Rey y Señor sobre toda autoridad espiritual, reina igualmente sobre ángeles y demonios.
• De hecho, en la Cruz del Calvario, despojó a los principados y potestades y los exhibió públicamente triunfando sobre ellos (Col_2:13-15, Rom_8:37.39).
• Es el Rey y Señor sobre toda la creación natural. Lo que implica:
• Es Rey y Señor sobre el Universo y toda la creación no humana, el mundo natural y el mundo social.
• Es Rey y Señor sobre todo ser humano.
• Es Rey y Señor sobre la Iglesia (los hijos e hijas de Dios).
• Es Rey y Señor sobre toda autoridad terrenal (Rom_13:1-4, Sal_2:10-12).
• Ninguna autoridad terrenal, ni aún la mayor coalición posible de ellas podría unirse contra Él y vencerlo, Sal_2:2-5:
• Y en cuanto a las autoridades terrenales:
• Él es Quién pone y quita reyes (Dan_2:21).
• Todas las autoridades por Él son establecidas y no hay autoridad sino de parte de Él (Rom_13:1).
• Él dirige y pone el querer como el hacer en el corazón de las autoridades (Pro_21:1, Fil_2:13).
• A unos para juicio como el Faraón en tiempo de Israel en Egipto.
• A otros para bendición (Pro_29:2)
• Por ser Él el soberano sobre toda la Creación, nosotros que estamos en Él y como Él vive en nosotros los creyentes por Su Espíritu Santo, Rom_8:37, en Él somos más que vencedores.

El que Él sea el Rey de reyes y Señor de señores implica que toda la creación: los seres humanos, el mundo social, el mundo natural y el universo, deben darle la honra debida a Su Nombre, lo que implica:
• Agradecerle y alabarle por Su Poder, Autoridad y Señorío (Sal_100:4).
• Honrarle: demostrarle aprecio, estima y respeto.
• Obedecerle sin reservas (1Pe_1:13-18, Mat_6:10).
• Servirle con corazón agradecido y diligente (Sal_100:1-3).
• Y dentro de ese servicio, es imprescindible:
• Ejercer el ministerio de la reconciliación para volver todas las cosas (prácticas, leyes, cultura, tecnología, ciencia, comunicación, arte, negocios, política, etc.) bajo la voluntad plena de Dios, reconciliando todas esas prácticas con Cristo (Col_1:18-20, Rom_8:19-21, Hch_3:21).
• Y discipular a otros para que hagan lo mismo, hasta que todas las naciones vengan a ser discípulas de Cristo (Mat_28:19-20).
• Hacer todas las cosas con excelencia (lo mejor que podamos), como para Él y no para las demás personas (Col_3:23) para que Él sea glorificado (Mat_5:16).
• Enfocarnos en hacer Su Voluntad, no la nuestra (Mat_7:21, Luc_22:42).
• Temerle, porque, así como Su misericordia es grande, también llega el momento en que Su ira se va a manifestar (Sal_86:15, Sal_103:8, Sal_145:8).
• Él es fuego consumidor (Heb_12:29).
• Lo que algunos tienen por tardanza no lo es, sino que es tiempo que Él está dando para que las personas se arrepientan y se vuelvan a Él de corazón (2Pe_3:9),
• Pero si no lo hacen se van a ver expuestos a Su disciplina (en el caso de Sus hijos, Heb_12:4-8), a Su juicio (en el caso de su pueblo, Sal_98:9, Sal_96:13) y a su ira (en el caso de los incrédulos, Hab_3:12, Sal_2:5, Sal_100:5).
• Reconocer Su Mano en todo lo que obra y permite en nuestras vidas, familias, comunidades, nación y en toda la tierra, entendiendo que todo obra para bien de los que le amamos (Rom_8:28-29) y que en muchos casos ello será una prueba para nosotros para que seamos afirmados, perfeccionados, establecidos y fortalecidos en Él (1Pe_5:10).
• Siempre estamos a prueba frente a cualquier autoridad.

En un buen sector de la cristiandad el día de hoy, la calidad de "Señor" que ostenta Jesús no es bien comprendida, y más bien parece un título honorífico que una calidad ante la cual necesitamos responder.
• Hoy muchos ven a Jesús casi como el equivalente a un cajero automático, donde acreditan su membresía, y extraen lo que quieren, sin la más mínima obediencia debida a Su Nombre.
• Y si llegara a fallar en la atención a sus peticiones, se enojarían contra Él y hasta se separarían de Él, como si Él los necesitara a ellos y no al revés, como si Él fuera el deudor de ellos y no al revés.
• Más parece que el Jesús en el que ellos creen es un Jesús "mandadero", "bombero", "asesor de manejo de crisis", pero no el que manda, al que debemos obedecer, de Quién debemos aprender a guardar todo lo que nos enseñó.

El tema del Señorío de Cristo es un tema relevante e importantísimo que lo entendamos y lo practiquemos en la Iglesia hoy.
Si no lo hacemos nos solo vamos a tener que enfrentar las consecuencias temporales, sino que vamos a tener que enfrentar, necesariamente, a Cristo el Juez, que nos juzgará con justo juicio con respecto a las consecuencias eternas (Gal_6:7-9, 1Co_3:11-15).

17 Ene 2024