Estudio Bíblico

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Claves para una vida bendecida (3). Honra, respeto, reverencia



Mal 1:6-14. Honra, respeto, reverencia.
6. El Señor de los Ejércitos Celestiales dice a los sacerdotes: «Un hijo honra a su padre y un sirviente respeta a su señor. Si yo soy su padre y su señor, ¿dónde están el honor y el respeto que merezco? ¡Ustedes han tratado mi nombre con desprecio! »No obstante, preguntan: “¿De qué manera hemos tratado tu nombre con desprecio?”.
7. »Mostraron su desprecio al ofrecer sacrificios contaminados sobre mi altar. »Entonces preguntan: “¿Cómo hemos contaminado los sacrificios?”. »Los contaminaron al decir que el altar del Señor no merece respeto.
8. Cuando ofrecen animales ciegos como sacrificio, ¿acaso no está mal? ¿Y no está mal también ofrecer animales lisiados y enfermos? ¡Intenten dar este tipo de regalos al gobernador y vean qué contento se pone!», dice el Señor de los Ejércitos Celestiales.
9. «¡Adelante, supliquen a Dios que sea misericordioso con ustedes! Pero cuando llevan esa clase de ofrendas a él, ¿por qué debería tratarlos bien?», pregunta el Señor de los Ejércitos Celestiales.
10. «¡Cómo quisiera que alguno de ustedes cerrara las puertas del templo para que esos sacrificios despreciables no fueran ofrecidos! No estoy nada contento con ustedes —dice el Señor de los Ejércitos Celestiales—, y no aceptaré sus ofrendas.
11. Sin embargo, mi nombre es honrado desde la mañana hasta la noche por gente de otras naciones. En todo el mundo ofrecen incienso dulce y ofrendas puras en honor de mi nombre. Pues mi nombre es grande entre las naciones», dice el Señor de los Ejércitos Celestiales.
12. «Ustedes, en cambio, deshonran mi nombre con sus acciones. Al traer alimentos despreciables declaran que no está mal deshonrar la mesa del Señor.
13. Ustedes dicen: “Es demasiado difícil servir al Señor” y consideran un fastidio mis mandamientos —dice el Señor de los Ejércitos Celestiales—. ¡Imagínense! ¡Están presentando animales robados, lisiados y enfermos como ofrendas! ¿Debo aceptar esa clase de ofrenda de ustedes?», pregunta el Señor.
14«Maldito sea el tramposo que promete dar un carnero selecto de su rebaño, pero después sacrifica uno defectuoso al Señor. ¡Pues yo soy un gran rey —dice el Señor de los Ejércitos Celestiales—, y mi nombre es temido entre las naciones!


La Biblia nos enseña que El Padre honra al hijo (Mat 3:17, 2 Ped 1:17), el Hijo honra al Padre (Jn 5:23) y el Espíritu Santo honra a los dos (Jn 16:14), de modo que tenemos un Dios de honra, y cuando aprendemos a honrar se desata el fluir de Dios en nosotros.
HONRAR: estimar, apreciar, considerar precioso y digno, gran estima y consideración, respeto, decoro, integridad.
Respeto: veneración, aprecio y reconocimiento
Reverencia: temor reverente que se expresa ante alguien o algo superior, principalmente hacia la majestad y el poder de Dios
Decoro: «corresponder al merecimiento o la estimación de una persona o cosa con palabras o actos.
Integridad: honradez, honestidad, respeto por los demás, corrección, responsabilidad, control emocional, respeto por sí mismo, puntualidad, lealtad, pulcritud, disciplina, congruencia y firmeza en las acciones. En general, una persona íntegra es alguien en quien se puede confiar.

Fallas que podemos tener en este aspecto:
Un hijo honra a su padre y un sirviente respeta a su señor. Si yo soy su padre y su señor, ¿dónde están el honor y el respeto que merezco?
1) Han tratado mi nombre con desprecio.
Cuando pensamos que es aburrido alabarle, leer su Palabra, orar, congregarnos (preferimos la diversión a la devoción).
Cuando tratamos de usar la sangre de Cristo para aplicarla a cosas, animales, etc.
Cuando solo lo usamos como paraguas, bombero, consultor externo, proveedor.
Cuando no le agradecemos en todo y por todo.
2) Sacrificios contaminados, animales lisiados y enfermos.
Cuando vamos a la iglesia y traspasamos el límite de lo bonito a lo sensual.
Cuando a Dios no le damos lo mejor (diezmos, ofrendas). Cuando le damos lo mínimo.
Cuando le ofrecemos cosas contaminadas (dinero mal habido).
Cuando le damos para que nos dé (negociación).
Cuando no le agradecemos en todo y por todo.
3) El altar del Señor no merece respeto.
Una alabanza sin pasión, sin agradecimiento, formalista.
Cuando no nos preparamos bien para servirle (alabanza, predicación), improvisando, a última hora.
4) Deshonran mi nombre con sus acciones
Cuando no le damos lo mejor de nuestro tiempo: orar, leer la Palabra, alabarlo (lo que nos sobra, no lo mejor, lo que merece).
5) Es demasiado difícil servir al Señor
Cuando no buscamos su dirección en todos los asuntos de nuestra vida (sencillos o complejos).
Nos negamos a servir al Señor, sirviendo a los demás.
6) Consideran un fastidio mis mandamientos
Cuando ponemos en duda su Palabra (sus mandamientos, pero no sus promesas).
Cuando pecamos (deliberadamente o no), cuando no le obedecemos.

Solución: Arrepentimiento, confesión y pedir perdón.

22 Mar 2022