Estudio Bíblico

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El Sermón del Monte 4 La Gracia: nueva autoridad y nuevo nivel



Jesús y una autoridad nueva (Mat 5:21-48).

En el tiempo de Jesús, para los judíos, la Ley (de acuerdo a los 4 conceptos que se manejaban de la misma en ese tiempo) era absolutamente santa y divina, la reverenciaban a tal punto que:
• Si uno decía que la Ley es de Dios con la excepción de este o aquel versículo, o esté o aquel artículo, había despreciado la Palabra del Señor; había dado muestras de la irreverencia que merece la destrucción de su alma.

Jesús cita la Ley (la de los escribas y fariseos, la ley humana divinizada) en este Sermón no menos de cinco veces (Mat 5:21, 27, 33, 38, 43), sobre seis temas diferentes, para contradecirla y para sustituirla por Su propia enseñanza.
• Se atribuía el derecho de indicar las deficiencias de su ley (sagrada para ellos, como las más sagradas del mundo) y corregirlas con Su Propia Sabiduría.
• Esto no lo discutió Jesús, ni se puso a justificarlo de ninguna manera, ni trató de demostrar su derecho a hacerlo.
• Para Jesús sus afirmaciones no requerían más autoridad que el hecho de que Él las hiciera.
• Él era Su propia autoridad.

La autoridad verdadera, auténtica,
• Es autoevidente (no necesita estarle diciendo a las personas que se tiene).
• La autoridad es como una atmósfera alrededor de una persona.
• No necesita atribuírsela; o la tiene o no.
• Y Jesús no solo la tenía sino que la manifestaba.

Cuando Jesús desarrolla Su Ministerio terrenal, lo hace con una autoridad que ningún otro hombre soñaría con atribuirse y que incluye el contradecir abiertamente muchas de las enseñanzas de la Ley de los Escribas.
• Y la gente reconocía esa autoridad, y la respetaba (Mar_1:22, Mat_7:28-29).
• Tomaba la sabiduría humana más elevada (la ley de los Escribas) y la corregía porque Él era el Que era.
○ No tenía que discutir.
○ Le bastaba ser Quién era y hablar.

Nadie puede estar honradamente cara a cara con Jesús y escucharle sin sentir que lo que Él dice es la última Palabra, Palabra de Dios, al lado de Quién todas las otras palabras son inadecuadas, y toda otra sabiduría está desfasada (Jua_6:68).

En resumen, Jesús nos enseña que la Verdadera y Auténtica Ley moral de Dios contenida en las Escrituras de Génesis a Apocalípsis, sigue plenamente vigente para nosotros.
• Que podemos ir creciendo en su obediencia mediante la nueva naturaleza que nos ha sido dada y por el poder del Espíritu Santo que vive en nosotros.


Jesús y un nuevo nivel.
En Jesús había algo que era completamente nuevo; algo que la humanidad hasta ese momento no había captado todavía suficientemente a pesar de que estaba dicho en la Palabra de Dios (Pro_23:7).
• Su enseñanza era que los pensamientos son tan importantes como las obras, y que basta con querer cometer el pecado, para haber pecado (pecado de pensamiento; Mat_15:16-20).
• Que no se juzga solamente a una persona por sus obras, sino también por los malos deseos que nunca se materializaron en obras.

Según los niveles del mundo, una persona es una buena persona si no hace nunca lo que está prohibido.
Al mundo no le importan, ni puede juzgar, los pensamientos.
• Pero en cuanto al nivel de Dios, una persona no es buena hasta que ni siquiera desea hacer lo prohibido.
• De esto surjen varias cosas:
○ No podemos juzgar a nadie porque no conocemos sus pensamientos.}
○ El único que puede juzgar es Dios porque Él si los conoce.

Todos tenemos una personalidad dividida. Hay una parte de nosotros que es atraída al bien, y otra parte que es atraída al mal.
• Mientras una persona sea así, se está librando una batalla en su interior.
• Una voz la incita a tomar la cosa prohíbida; la otra se lo está prohibiendo (Rom_7:21-25).

Cada uno de nosotros es culpable porque no hay ni uno solo que pueda resistir este juicio de Dios (Rom_3:10-20).
• Para ser librado de esa culpabilidad necesitamos un Salvador, Cristo Jesús.
• Él es el Único camino al Padre, solo Él (la Palabra) es la Verdad y solo en El hay vida (Jua_3:16, Jua_14:6).
• No hay otra forma (Hch_4:12).
• Su camino es el único que conduce a la salvación y a la seguridad.

La perfección interior solo la podremos alcanzar cuando estemos totalmente muertos al yo, a la carne (Jua_3:30, Mat_14:24), y ello solo ocurrirá plenamente cuando nos presentemos delante del Señor (Flp_1:6).
• Mientras tanto, vamos creciendo en ello cada día (2Co_3:18) con la ayuda del Espíritu Santo (Rom_8:13).
• Esa debe ser la meta de cada creyente y de la Iglesia (Efe_4:11-13) (Gal_2:20).

17 Mar 2022