Estudio Bíblico

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El Espíritu Santo. Introducción.



El Espíritu Santo.
• La transformación interior es su especialidad (Hch 1:4-8). Su proximidad hace que esto se ponga en acción.
• Fue enviado en última instancia, a ser partícipe de nuestra vida cotidiana, a ser experimentado de manera íntima, para que tuviéramos con Él una relación cercana, profunda y próxima.
• Cuando Jesús les dijo a sus discípulos que no les dejaría huérfanos sino que enviaría al Consolador (Parakleto, Ayudador) para que estuviera con ellos para siempre (Jn 14:16-17), era otra manera de decirles que sus (nuestras) vidas victoriosas dependerían de su (y nuestra) unión vital con el Espíritu Santo.
• La vida que Jesús vivió podemos vivirla día a día cuando recurrimos al poder del Espíritu Santo que mora en nosotros.


El Espíritu Santo es una Persona (no una cosa o una fuerza o una unción), es Dios, igual al Padre y al Hijo, con todos los atributos de la deidad: Omnipresente, Omnipotente, Omnisciente.
• Regenera al pecador que cree.
• Habita dentro de cada uno de nosotros, los hijos e hijas de Dios.
• Nos bautiza en el cuerpo universal de Cristo.
• Nos sella, manteniéndonos a cada uno firmemente en la familia de Dios.


Él es el Consolador:
• Nunca nos deja solos ("parakletos": uno que se convoca a fin de ponerse a la par para ayudar).
• Nos transforma.
○ Nos da la victoria sobre el pecado (hacer morir las obras de la carne por el Espíritu, Rom 8:13).
○ Nos ayuda a vivir vidas de santidad (1 Tes 4:3)
○ Transforma nuestro carácter en el carácter de Cristo (2 Cor 3:18, Rom 8:28-29).
○ Produce la manifestación de Su fruto en nosotros (Gal 5:22-23).
• Sanar heridas y quitar cicatrices que nos han lastimado, sentimientos fracturados (Luc 4:18-19).
• Darnos percepciones que necesitamos para vivir y Él nos quiere compartir (Jn 14:26).
• Impartirnos seguridad (Rom 8:14-17, Efe 1:13-14).
• Enseñarnos la Verdad, revelarnos la Voluntad del Padre y hacernos libres (Jn 16:13, Jn 8:31-32).
• Regalarnos dones (1 Cor 12:1-7, 11).
• Y muchas otras bendiciones que imparte a nuestras vidas constantemente.

Él es nuestro Capacitador (Hch 1:4-8).
• Poder (dinámica, dunamis) transformador de dentro hacia afuera.
• Confianza interior para superar de manera inconmensurable nuestra propia habilidad.
• Darnos perseverancia, firmeza, valentía frente a la batalla diaria que tenemos que librar

El Espíritu Santo produce en nosotros cuatro cambios, por lo menos (lo que experimentaron los discípulos de Jesús cuando el Espíritu Santo vino sobre hechos en Pentecostés).
• Nuestras fragilidades humanas se transforman en dones y habilidades sobrenaturales.
• La vacilación temerosa se transforma en confianza valerosa.
• Los temores son substituídos por una sensación de invencibilidad.
• Los sentimientos de abandono son transformados en perseverancia gozosa.

"Le pido (al Padre) que los fortalezca mediante Su Espíritu --no una fuerza bruta sino una gloriosa fuerza interior-- que Cristo viva en ustedes en la medida que franqueen la puerta y lo inviten a entrar. Y le pido que con ambos pies plantados firmemente en amor, puedan dar cabida con todos los cristianos a las extravagantes dimensiones del amor de Cristo. ¡Extiéndanse y experimenten la anchura! ¡Exploren su largo! ¡Sondeen las profundidades! ¡Elévense a las alturas! Vivan vidas plenas, plenas en la plenitud de Dios." (Efe 3:16-19 MSG).



07 Abr 2016