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La necesidad de que el Espíritu Santo nos guíe.



La necesidad de que el Espíritu Santo nos guíe.
 
 
 
Introducción.
 
La razón por la que Jesús tuvo que venir a morir por nosotros en la Cruz para el perdón de nuestros pecados es que nosotros, por nuestras propias fuerzas, habilidades y capacidades, ni podíamos vivir una vida justa, ni podíamos alcanzar la salvación.
 
Él, con su muerte en la Cruz y Su Sangre derramada pagó el precio de nuestros pecados y la condición para que pudiéramos recibir el Espíritu Santo en nosotros que nos capacitaría con una nueva naturaleza, Su Sabiduría, Su dirección y Su poder, para llevar vidas justas.
 
Y ello tenía que ser así porque solo la vida guiada por el Espíritu Santo es la única manera de vivir verdaderamente la vida y de cumplir con el propósito para el cual fuimos creados por Dios, además de ser la única manera de alcanzar la plenitud de las bendiciones que Él ha preparado para nosotros (Su herencia). La razón por la que Él quiere guiarnos es porque no quiere para nosotros la vida “normal”, sino una vida plena, de acuerdo a lo que Él diseñó para que fuera la vida humana, y una vida extraordinaria en la que vivamos en lugares y experiencias a las que nunca llegaríamos sin Él:
v Efe 1:17-23. “para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.”
v 1 Cor 2:9-14. Antes bien, como está escrito: cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.
v Isa 45:2-3. “Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos; y te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre.
 
 
 
Los beneficios de ser guiados por el Espíritu Santo.
 
El Espíritu Santo nos transforma en nuestra mente, emociones y carácter, y nos empodera con Su Capacidad, y además nos quiere guiar para muchas cosas de gran beneficio para nosotros, nuestras vidas y nuestras familias y personas que nos rodean. Entre ellas:
 
Desarrollar cada día más esa transformación y empoderamiento que nos ha dado en la Salvación. El Espíritu Santo, por Su obra inicial en nosotros, nos dirige a reconocer el Señorío de Cristo en nosotros (1 Cor 12:3). Ello equivale a nacer de nuevo (Jn 3:3) y recibir una nueva naturaleza (2 Cor 5:17). Pero en ese momento estamos en la situación de “bebes, recién nacidos, niños”. Como en lo natural sucede también en lo espiritual (Heb 11:3), entonces ese “niño” necesita madurar y crecer, desarrollarse, que es el equivalente a nacer del agua y del espíritu (Jn 3:5), presentar nuestro cuerpo en sacrificio, renovar nuestra alma y no tener un más alto concepto de nosotros mismos que él que debemos tener (Rom 12:1-3). Y todo ello es la obra del Espíritu Santo en nosotros cuando le seguimos y somos empoderados por Él para lograrlo.
v Fil 1:6. “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;
v 1 Tes 5.23-24. “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.”
v Lev 26:9. “Porque yo me volveré a vosotros, y os haré crecer, y os multiplicaré, y afirmaré mi pacto con vosotros.”
v Efe 2:21-22. “en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.”
v Col 1:9-12. “Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;”
 
Conocer la Palabra y escudriñarla de tal manera que se vivifique en nosotros y de esa manera conozcamos cada vez más de Dios, de Jesús y del mismo Espíritu Santo, para amarlo y obedecerlo y alcanzar la plenitud de vida:
v Jn 5:39-40. “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida.”
v Jn 10.10. “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.”
v 2 Cor 3:6. ·el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.”
v Jn 6:63. “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.”
 
Para adorarle eficazmente como Él se lo merece. Lo único que nosotros podemos hacer por Dios, que Él busca es adorarle. La adoración auténtica es resultado de un corazón agradecido, y ese corazón agradecido es fruto del Espíritu Santo en nosotros.
v Jn 4:23-24. “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.”

Para orar con sabiduría y obtener respuestas de Él de todo tipo. Una de las mayores fuentes de inquietud en los y las creyentes es lo concerniente a si Dios responderá o no sus oraciones. Cuando estamos siendo guiados por el Espíritu Santo, Él nos guiará a pedir como conviene, conforme a la Voluntad de Dios, y por lo mismo, de acuerdo a lo que nos enseña la Palabra, tendremos las peticiones que le hayamos hecho.
v 1 Jn 5:14-15. “Y ésta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.”
v Rom 8:26-27. Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.”
 
Para escuchar, discernir y hacer Su voluntad específica para nosotros en cada circunstancia
v Jn 14:26. “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.”
v Jn 16:13. “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.”
v 1 Cor 2:12. “Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido,”
 
Disfrutar de la plenitud del fruto del Espíritu en todas las áreas de la vida. Cuando caminamos bajo la dirección del Espíritu Santo, cuando el Espíritu Santo dirige nuestros pasos, es imposible que no se manifieste en esos pasos, en esas decisiones, otra cosa que no sea el fruto del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad (fe), humildad (mansedumbre), dominio propio (templanza). Una cosa que necesitamos tener en cuenta es que el fruto del Espíritu no se manifiesta en nosotros automáticamente. Esa manifestación solo ocurre cuando nosotros estamos bajo la dirección de Él. Cuando no lo estamos, entonces se manifestarán las obras de la carne.
v Gal 5:16-25. “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.”
 
Disfrutar de la plenitud de las bendiciones de Dios en toda área de nuestra vida. Para ello el Espíritu Santo no solo nos recordará y enseñará la Palabra sino que es Quién nos empodera para ponerla por obra, para obedecerla, y como consecuencia de ello, vendrán a nuestra vida cualquier cantidad de bendiciones que Dios ha preparado para nosotros.
v Deut 28:1-2. “Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios.” (Ver también Deut 28.3-14).
 
Disfrutar que nos vaya bien en todas las áreas de la vida (prosperidad integral). Como resultado de la dirección del Espíritu Santo, Él nos va a guiar a poner por obra la Palabra de Dios, y el poner por obra la Palabra, que es lo mismo que obedecerla, es lo que atrae las bendiciones de Dios a nuestras vidas tal como vimos en Deut 28:1-2, y por ello prosperamos (nos sale bien) todo lo que hagamos, como también nos lo enseñan estos otros pasajes:
v 3 Jn 2. “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.”
v Jos 1:8. “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.”
 
Disfrutar de una vida libre de pecado y plena. Es obvio que cuando somos guiados por el Espíritu Santo, como Él es santo, nos guiará a todo lo que es santo. Por lo tanto, viviremos una vida en gran medida libre de pecado y plena, obteniendo victorias constantes contra el pecado (aún cuando eventualmente podamos ser engañados por nuestra carne y caigamos en algún pecado, pero ello será solo eventual, y el Espíritu Santo enderezará nuestros pasos rápidamente llevándonos a reconocer nuestro pecado, confesarlo delante de Dios y pedirle perdón, 1 Jn 1:9-10).
v Gal 5:16-18. “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.”
v Rom 8:5-6. “Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz (prosperidad integral).”
v Sal 1:1-3. “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.”
Todo ello nos produce coronas en el Cielo para la vida eterna.
v Prov 4:7-9. Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia (son los regalos que nos da el Espíritu Santo cuando le escuchamos y le seguimos). Engrandécela, y ella te engrandecerá; ella te honrará, cuando tú la hayas abrazado. Adorno de gracia dará a tu cabeza; corona de hermosura te entregará.”
v Isa 62:2-3. “Entonces verán las gentes tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo, que la boca de Jehová nombrará. Y serás corona de gloria en la mano de Jehová, y diadema de reino en la mano del Dios tuyo.”
v Sant 1:12. “Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.”
 
Si estamos bajo la dirección del Espíritu Santo Él nos va a guiar a ejercer una mayordomía sabia y un servicio poderoso para la gloria de Dios, de hecho, Él lo va a hacer a través de nosotros, que nos producen recompensas y galardones en el Cielo para la vida eterna.
v 1 Ped 4:10-11. “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.”
v 1 Cor 12:4-11. “Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.”
v 1 Cor 3:13-15. “la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.
 
 
Que reconozcamos y caminemos en el propósito para el cual Él nos creó y nos formó. La Palabra de Dios claramente nos enseña que nosotros nacimos con un propósito de parte de Dios, y solo realizando ese propósito podremos tener una vida plena. Así como el pez nació para vivir y realizarse en el agua, las aves para volar y realizarse en el cielo y los animales para vivir y realizarse en la tierra, así nosotros, los seres humanos fuimos diseñados por Dios para vivir y realizarnos dentro el propósito de Dios. De hecho, todo nuestro “equipamiento” de habilidades, capacidades, talentos, circunstancias, personas, educación, etc., fue diseñado por Dios para ayudarnos a realizar ese propósito, de tal manera que si intentamos algo diferente, lo más probable es que vamos a vivir vidas desadaptadas, disfuncionales, porque no fuimos diseñados ni equipados para ellas. Y el Espíritu Santo nos ha sido dado para dirigirnos a caminar, desarrollar y cumplir ese propósito de Dios para nosotros, en todas las áreas de nuestra vida.
v Sal 139:13-16. “Porque Tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas.”
v Efe 2:10. “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.”
v Isa 46:9-10. Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero;
 
Todo ello, todo lo que hemos mencionado anteriormente como frutos de la guianza del Espíritu Santo para nosotros, es la herencia que tenemos en Cristo como hijos e hijas de Dios.
v Rom 8:16-17. “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.”
v Gal 4:6-7. “Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.”
Una herencia, parte de la cual podemos hacer uso en esta vida terrenal, aunque la mejor parte la disfrutaremos en la eternidad. Una herencia cuyas arras (anticipo) y la mejor parte la constituye el don del Espíritu Santo que a su vez nos guía para alcanzar el resto de la herencia.
v 2 Cor 1:20-22. “porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios. Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios, el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones.”
v 2 Cor 5:5. “Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu.·
v Efe 1:13-14. “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.”
 
Así como el Espíritu Santo nos guía en esta vida, también lo hará en nuestro camino hacia la eternidad y en la eternidad misma.
v Sal 48:14. “Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre; Él nos guiará aun más allá de la muerte.”
 
Con esta lista no hemos agotado todos los resultados de la dirección del Espíritu Santo en nuestra vida. Hay muchos, muchísimos más de ellos que solo en la medida en la que experimentemos y sigamos esa dirección, los vamos a reconocer.
 
 
 
Los riesgos de no ser guiado por el Espíritu Santo.
 
Realmente, desperdiciar por ignorancia la guianza del Espíritu Santo, y peor aún, no seguirla cuando la tenemos y la reconocemos, es una gran tontera, que tendrá consecuencias en esta vida y en la eternidad.
 
Los que nos son guiados por el Espíritu son guiados por otras cosas (las emociones, las circunstancias, los pensamientos, los demás, lo que dice el mundo, etc.) y todo ello constituye ser guiados por caminos que les parecen derechos, buenos, adecuados, en su propia opinión, pero Dios claramente dice que esos caminos son de muerte y maldición:
v Prov 3:5-8. Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión; teme a Jehová, y apártate del mal; porque será medicina a tu cuerpo, y refrigerio para tus huesos.
v Prov 14:12. Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte.
v Prov 16:25. Hay camino que parece derecho al hombre, pero su fin es camino de muerte.
v Deut 30:19-10. A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; 20amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar.
v Mat 7:13-14. Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; 14porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
 
La mejor decisión que podemos tomar en nuestra vida después de reconocer el Señorío de Cristo, es someternos a la dirección del Espíritu Santo y caminar en comunión constante con Él.
v Gal 2:20. “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.”
v Col 1:26-29. “el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria, a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre; para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.”
 
 
 
 

07 Abr 2016