Estudio Bíblico

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Salmo 127: fundamentos de la familia (apuntes).



Sal 127:1-2. Dios primero delante de todas nuestras obras y acciones.

El solo esfuerzo humano es insuficiente para las tareas más importantes de la vida.
Todos los esfuerzos que hacemos por sí mismos son vanidad:
* Están destinados a exaltarnos a nosotros mismos.
* El libro de Eclesiastés --> vanidad de vanidades, frustación, decepción, desánimo.
* Dios resiste a los soberbios --> pero da mayor gracia (bendición) a los humildes (Sant 4:6).
* Antes de la caída es la exaltación (Prov 16:18).
* Todas nuestras obras son como trapos de inmundicia (Isa 64:6), cuando las hacemos para tratar de ganarnos el favor de Dios (Mat 7:21ss).
* Por nuestras obras ninguno seremos salvos (Efe 2:9-10) --> aunque nuestras obras manifiestan nuestra fe --> fuimos creados para buenas obras que Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas (Efe 2:10).
En nuestros esfuerzos, la dirección de Dios y Su ayuda son esenciales para lograr la felicidad y el éxito.
* Buscad primeramente el reino de Dios y Su justicia y todas las cosas os serán añadidas (Mat 6:33).
* Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados y yo os haré descansar (Mat 11:28).
* Dios es el que pone el querer como el hacer por su buena voluntad (Fil 2:13).
* No es del que quiere ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia (Rom 9:16).
* Separados de mí nada podéis hacer (Jn 15:5).




Sal 127:3. Las bases bíblicas de la familia.

El plan de Dios para los hijos.
• El plan de Dios es que todas las parejas tengan hijos.
• Los hijos son un regalo de Dios y por consiguiente deben ser apreciados.
• Los hijos son fuente de gran gozo y dolor para padres y abuelos.
• Los hijos son importantes para Dios.
• Es posible criar hijos para Dios aun en días pecaminosos.

La responsabilidad paterna hacia los hijos.
• Dios hace responsables a los padres por sus hijos: de enseñarles, proveerles, controlarles y corregirles.
• Padres e hijos deben respetarse mutuamente.
• Los padres deben ser justos en el trato con sus hijos, no mostrando favoritismos.
• La vida de los padres afecta a sus hijos y a las futuras generaciones.

La responsabilidad de los hijos hacia los padres.
• Los hijos son responsables de sus actos ante Dios cuando alcanza la madurez.
• Los hijos deben obedecer y sujetarse a sus padres.
• Los hijos deben hacerse responsables de sus padres cuando estos envejecen.




Sal 127:3. La responsabilidad paterna.

Los hijos son propiedad de Dios:
--> nosotros solo somos administradores de un regalo que Dios nos ha dado confiando en nosotros
--> vamos a dar cuentas de ese talento (los frutos deben ser para la gloria de Dios)
--> debemos ser buenos administradores.

El mejor administrador es aquel que está en comunicación y obediencia constante con Aquel que le contrató
--> Dios utiliza la circunstancia de la paternidad para acercarnos a El, y aprender de nuestra relación con El como Padre, a ser mejores padres para nuestros hijos e hijas.

Según el Sal 139:13-16 --> cuando Dios envía un niño o una niña al mundo, vienen con un plan específico de parte de Dios (Hch 17:26ss, Efe 2:10) y dotados de los dones, habiliades y capacidades para cumplirlo --> nuestra responsabilidad como padres, entonces es,
a) en la comunión e intimidad con Dios y bajo su guianza, reconocer ese plan,
b) dirigir a nuestros hijos e hijas a reconocer al Señor como su Señor y Salvador, y a vivir en el estilo de vida que El nos manda en Su Palabra,
c) alentarlos a correr detras del plan de Dios para sus vidas (Hab 2:2-4) como la única vía para la realización y felicidad personal, y
d) brindarles las mejores oportunidades que podamos en educación, aprendizaje, experiencia, etc., para que puedan desarrollar esos dones, habilidades y capacidades.



Sal 127:4. Forjadores del destino de nuestros hijos e hijas.

Así como el destino de una flecha está en manos del arquero, que la dirige a donde él quiere, así el destino de nuestros hijos e hijas está en las manos de los padres. A través de la relación que creamos con ellos, los dirigimos hacia un destino.
Si lo hacemos bien, los dirigiremos hacia el destino para el cual Dios los ha creado (Sal 139:13-16) y todo les saldrá bien.
Si no lo hacemos bien, los dirigiremos hacia un destino equivocado que les causará muchas frustraciones, dolores, problemas, etc.
Por supuesto, ellos, con la ayuda e intervención de Dios podrán cambiar ese mal destino, pero luchando en contra de una serie de inconvenientes que heredaron de la relación con nosotros.

Por ello es importante que, al igual que en todas las cosas, en la crianza, educación y formación de nuestros hijos e hijas, estemos en constante búsqueda, acuerdo y dirección de y con Dios, para hacerlo de acuerdo con Su voluntad, que es buena, agradable y perfecta para nuestros hijos.

Ahora bien, como padres y madres es inevitable que nos equivoquemos (los efectos del pecado en el mundo y en nosotros). Y Dios estaba consciente de ello. No tenemos que ser perfectos, solo lo mejor que podemos ser cada día, y que cada día progresemos en ello.
Dios ha prometido que enderezará nuestros pasos (y las consecuencias de nuestras equivocaciones y errores, principalmente cuando les afecten a nuestros hijos e hijas, sin tener ninguna responsabilidad en el asunto).
Y aún cuando ellos tengan que sufrir algunas de nuestras consecuencias, El ha prometido que todas las cosas obrarán para bien de los que le aman, que buscan ser formados conforme al carácter de Cristo.


Sal 127:5. La satisfacción de la paternidad.

Los hijos e hijas, bien educados, dirigidos y llevados a Cristo y al cumplimiento de Su plan en sus vidas, son un regalo para la vida de los padres:
--> son fuente de gozo y alegría abundantes.
--> sus éxitos, avances, y victorias son fuente de una sana satisfacción por el deber bien realizado --> son como condecoraciones que recibimos de Dios por el servicio realizado para El y para ellos.
Prov 10.1 --> el hijo sabio alegra a los padres.
Prov 23:4 --> mucho se alegrará el padre del justo y el que engrendra sabio se gozará con él.
Prov 29:3 --> el hijo que ama la sabiduría alegra a su padre
Sal 1:2-3 --> el hijo y/o la hija que tienen en la ley de Dios su delicia y meditan en ella de día y de noche, serán como árboles plantados junto a corrientes de agua que dan su fruto a su tiempo, no tendrán pérdida de hojas, darán su fruto a su tiempo, y todo lo que hacen prosperará --> y por supuesto, ello producirá una gran satisfacción en los padres y buenas noticias constantes que alegrarán su vida continuamente.















26 Mar 2016
Referencia: Fundamentos.