Estudio Bíblico

Inicio > Estudio

Cosas que nos impiden recibir de Dios.



COSAS QUE NOS IMPIDEN RECIBIR DE DIOS.
(Apóstol Romeo Guerra).



Introducción.
Dios es nuestro Padre, y como Padre El es bueno, dador, bendecidor.
El quiere bendecirnos a nosotros sus hijos (Mat 7:7-11).
Pero para ello, la condición es que le pidamos.
Entonces, la condición básica para recibir es que le pidamos.
Ahora bien, no se trata de un pedir ilimitado, incondicional, egoísta. En el pedir pueden haber algunos obstáculos que impliquen que no recibamos.



Obstáculos que nos impiden recibir de Dios.

El no pedir (Sant 4.2).

Pedir sin sabiduría (1 Jn 5:14-15): necesitamos pedir conforme a Su voluntad.

Pedir sin fe (Sant 1.6-8).
Necesitamos pararnos firmes en la Palabra de Dios (Rom 10:17) y sostenerla contra todo pensamiento contrario que quiera hacernos dudar (2 Cor 10.4-6), llamando las cosas que no son –lo que hemos pedido—como si fueren –como si ya lo tenemos, como si las estamos viendo—(Rom 4.17).

Pedir para nuestros deleites (Sant 4.3) egoístamente.
Dios se agrada cuando en lugar de pedir solo para nosotros mismos, pedimos para suplir las necesidades de los otros (1 Jn 3:17-22).

Estar en pleitos con otras personas, con ira (Efe 4.26-27), peor aún cuando la persona con la que estamos en esa situación es nuestro propio cónyuge (1 Ped 3:7).
En consecuencia, otro de los mayores obstáculos para recibir de Dios tiene que ver con la falta de perdón, la amargura en el corazón (Heb 12:15).
De allí la necesidad de perdonar, no de aquel a quién perdonamos, sino de nosotros mismos (Mar 11:25).

La falta de paciencia y perseverancia.
Las promesas (y por ende, las peticiones que le hacemos al Señor) las recibimos por la fe, y además por la paciencia. Necesitamos paciencia, como la viuda que le clamaba al juez injusto (Luc 18.1-8).

El pecado (Sant 4:2)(Heb 12.14)(1 Jn 3.20-21).

Ser escasos, limitados (Dios no es limitado sino ilimitado, y El quiere derramar de su abundancia en nosotros, 3 Jn 2).
No estamos limitados en Dios sino en nuestro propio corazón (2 Cor 6:12-13).
Necesitamos ensancharnos en nuestra visión, en nuestra perspectiva, en nuestra percepción de nuestro Padre (Isa 54.2) y de lo que El quiere darnos y bendecirnos.
Si pedimos escasamente, recibiremos escasamente.
Si pedimos abundantemente, recibiremos abundantemente de tal manera que no solo seamos bendecidos nosotros, sino que en cumplimiento de la promesa a Abraham (Gen 12.2-3), de la cual nosotros somos herederos (Gal 3:13-14) seamos de bendición a nuestras familias, a otros, la obra del Reino, etc.



Línea directa.

Una vez superadas todas esas condicionantes negativas, o que nos impiden recibir de El, tenemos una línea directa de comunicación con El (Jer 33:3).
Clamar implica un fuerte deseo en nuestro corazón de aquello por lo cual clamamos.
Por lo tanto, si verdaderamente queremos aquello que estamos pidiendo, si es una necesidad, ni no es solamente un gusto, entonces perseveraremos en la oración y recibiéremos aquello que pedimos (Heb 11.6, Heb 6:12).

03 Nov 2014
Referencia: Oración.