Estudio Bíblico

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Módulo 215. El libro de Nehemías y la visión.



Tema No. 6.

NEH 2:17. La comunicación de la visión.

Generalidades.
Un proceso importante de la visión, cuando vamos a iniciar el camino hacia ella, es comunicarla (Hab 2.2-4).
• Antes de comunicar la visión, debemos adquirir la sabiduría para comunicarla a la gente adecuada y en el momento adecuado.
• Debemos recordar que no por mucho madrugar amanece más temprano y que no todos tienen que correr con ella. Van a correr con ella solo los que Dios haya preparado en sus corazones para el cambio y el esfuerzo que ella requiere (Jn 16:12-13, Gen 37:5-11).
Para comunicarla necesitamos caminar mucho antes de hablar, investigar antes de iniciar algo, prepararnos lo más que podamos para responder a la mayor cantidad posible de preguntas antes de exponer nuestra visión, porque ella puede llegar a ser cuestionada, criticada, menospreciada, etc. (Luc 14:28-33, BLS).
• Si no fuera así, es porque no va a cambiar nada, y entonces, lo más probable es que solo sea una buena idea nuestra, aún loable y benéfica, pero no una visión de Dios.
• Ello no implica que tengamos todas las respuestas, porque debemos recordar que la visión viene de Dios y por ello es sobrenatural y requiere de la participación de la mano sobrenatural de Dios para realizarse, pero ello no es pretexto para que no tengamos las respuestas que es posible tener por nuestros propios medios, o por lo menos, un plan para solucionarlas.
Dentro de la preparación que necesitamos está la de prepararnos para que no todos apoyen la visión, y más aún, que algunos la rechacen.
• Además debemos prepararnos para entender que no todos van a sentir la misma pasión que nosotros por ella.
• Algunos quizá no se opongan, pero puede que no estén dispuestos a participar activamente en ella.
• Aún gente que pueda estar circunstancialmente cerca de nosotros, y hasta trabajar con nosotros, puede que no estén listos para abrazar la visión y/o todas sus implicaciones.
• Debemos recordar que si Dios no está en el asunto, por demás es que nos esforcemos (Sal 127:1-2, RV 1995).
• La gran mayoría de personas prefiere que otros sean los que hagan el trabajo y ellos solo obtener o disfrutar los beneficios.

Forma de comunicar la visión.
Comunicar la visión requiere, además de estar preparados para responder la mayor cantidad de preguntas posibles al respecto, lo siguiente:
• Necesita dar respuesta a un problema que afecte a otros.
• Demandar una acción inmediata que es necesario realizar.
• Manifestar el respaldo que tiene de parte de Dios.
• Que demuestre que es el tiempo de actuar (una visión de Dios, aunque es individual y personal, no está aislada de los planes de lo que Dios está haciendo en el mundo circundante, sino que más bien, es parte integral de ellos, es un aspecto del plan total y general de Dios para la redención del mundo, que es el plan permanente de Dios).
• La necesidad de hacer y obtener un compromiso ahora.

Preparando el lanzamiento de la visión.
La comunicación de una visión debe tener por objeto, no la visión misma, sino la solución a un problema que se deba enfrentar de inmediato.
La esencia del lanzamiento de una visión está en saber pintar una imagen mental. Los tres componentes claves para la comunicación de una visión eficaz son (Neh 2:17-18).
• El problema.
• La solución.
• La razón por la que hay que hacer algo y hacerlo ahora.
Mientras no seamos capaces de tratar estas tres cuestiones de manera clara y sucinta, lo más probable es que no estemos listos para comenzar a hablar acerca de nuestra visión.

El problema.
El lanzamiento de una visión siempre va a incluir el elemento de sacar a la gente de su apatía.
• Los que lanzan visiones raras veces traen a la mesa información nueva. Lo que traen es una apasionada preocupación por un problema ya existente.
• La visión no está en el problema sino en su solución.
• Pero el problema nos proporciona un claro contexto para presentar la visión.
Cuando identificamos el problema y lo planteamos con claridad, estimulamos el interés de nuestros oyentes. Captamos sus mentes.
Algunas preguntas que nos pueden ayudar a precisar el problema que la visión pretende solucionar son las siguientes:
• ¿Cuál es el problema que podríamos resolver?
• ¿Qué necesidad podríamos satisfacer?
• ¿Qué punto de tensión o de conflicto nos proponemos mejorar?
Mientras nos sintamos inseguros, o nuestras respuestas no sean precisas, no digamos una sola palabra. Meditemos, investiguemos, oremos. Pero resistámonos al impulso de lanzarnos.

La solución.
La visión siempre es la solución de un problema.
La solución debe captar la imaginación de nuestros oyentes, invitarlos a imaginarse el futuro de una manera tal que exija un cambio del presente.
• ¿Podríamos comunicar de forma convincente y exacta, en una sola frase, lo que sentimos que Dios nos está llamando a hacer?
• ¿Somos capaces de pintar una clara imagen verbal de lo que podría y debería ser?.

La razón por la que hay que hacer algo.
Todas las visiones de inspiración divina están enlazadas de alguna manera al plan maestro de Dios.
• Nehemías reconoció el enlace entre su visión personal y el plan maestro de Dios para la nación: no estemos más en oprobio.
• El oprobio de Israel de alguna manera, frente a las naciones vecinas, afectaba a Dios por cuanto ellos eran el pueblo de Dios.
Lo que hace nuestra visión igualmente atrayente es el hecho de que nuestro proyecto es una parte pequeña, pero vital, de lo que Dios está haciendo en la historia.
• Siempre hay un enlace entre lo que estamos siendo llamados a hacer y lo que Dios está haciendo en la historia.
• Y mientras más estrechamente podamos unir ambas cosas, más apremiante será nuestra visión.
La explicación clara del problema capta la mente. La solución capta la imaginación. Pero una razón convincente capta el corazón.
• La visión nos llama a imaginarnos lo que podría ser.
• La razón que hay detrás de lo que podría ser, nos lleva a creer lo que debería ser.
• Una vez cruzado ese umbral, estamos comprometidos. Habrá pasión en nuestra voz cuando lancemos nuestra visión. Y cuando hablemos de nuestra visión, nuestra convicción de que se trata de algo que se debe hacer va a hacernos persuasivo en nuestra comunicación.
¿Cómo hacer esa conexión de la visión con el corazón? Contestando algunas preguntas:
• ¿De que forma van a cambiar las cosas si logramos realizar la visión?
• ¿Qué podemos perder?
• ¿Cómo evolucionarían las cosas si no lo logramos?
• ¿Por qué lo debemos intentar?
Al obligarnos a responder estas preguntas descubriremos muchas cosas acerca de nuestros valores.
• No nos contentemos con nuestra primera respuesta.
• Sigámonos preguntándonos repetidamente el ¿por qué?
• Cuando salga a la superficie lo que es más importante para cada uno de nosotros, va a pasar una de estas dos cosas: O nos damos cuenta de que nuestra visión es en realidad nuestra, y no de Dios. O vamos a encontrar un valor que también es importante para nuestro Padre Celestial. Ese valor compartido va a servir de enlace entre lo que estamos tratando de realizar y lo que Dios está haciendo a escala universal y que está preparando en el corazón de las personas. Y el corazón de esas personas que están determinadas por El para participar de la visión, la van a abrazar como propia (Hab 2:2-4).

Compartir la visión.
La visión no es para compartirla con cualquier persona y en cualquier tiempo. Es para compartirla con la gente adecuada y en el momento correcto (la razón por la que hay que hacer algo ¡ahora!)
• Lo que podría y debería ser, no va a ser mientras Dios no permita que sea.
• Los momentos oportunos forman una parte crítica del proceso de la realización de la visión.
• Dios ha hecho nacer una visión en nosotros, también está desarrollando una visión similar en los corazones de quienes nos rodean.
• Cuando llegue el momento para que compartamos nuestra visión, les va a parecer legítima a las almas que El ha estado preparando.
• Mientras tanto, nuestra responsabilidad consiste en seguir desarrollando una clara imagen verbal del problema que nuestra visión quiere resolver, y de la forma en que la resolverá. Al fin y al cabo, las visiones son soluciones.

El momento adecuado.
Un cuarto y último elemento del lanzamiento de una visión se refiere al momento en que se ha de seguir:
• ¿Por qué se debe seguir en este momento?
• ¿Por qué lo debemos hacer ahora, y no más tarde?
• ¿Cuál es el apuro?
• ¿A qué se debe tanta urgencia?.
El momento de comunicar una visión se basa en la forma soberana en que Dios ha estado preparando las circunstancias.
• No es nuestra visión la que va a mover a las personas a la acción, sino la noticia de que Dios está actuando a favor de ellos.
Las visiones cuyo autor es Dios van a llevar sus huellas antes de que se realice la obra, durante su realización, y cuando ya se haya terminado.
• Lo que Él origina, el mismo lo dirige.
• Ese lado divino de la ecuación es el que les da a las visiones su sentido de urgencia.

El poder de la visión.
La mayoría de las veces, una visión tiene muy poco que ver con lo que podría o debería ser en nuestra propia vida. Una gran parte de las visiones que lancemos se van a centrar en otras personas y en su futuro.
• La visión que les comunique a otros sobre quiénes y qué pueden llegar a ser, tiene poder cuando es un eco de lo que el Espíritu ya les ha hablado al alma" (Larry Crabb).
• "Trata a las personas como si fueran lo que deberían ser, y las ayudarás a convertirse en aquello que son capaces de ser" (Goethe).
Las palabras les señalan un rumbo a las personas. Siembran semillas mentales.
• En cierto sentido, todos lanzamos visiones.
• Toda relación es una oportunidad de lanzar visiones en potencia.
• La posición que ocupemos en la vida de la persona es la que va a determinar el peso de nuestras palabras y, por tanto, nuestro potencial para darle forma a su futuro.
Jesús comprendía bien este concepto: Pedro no era Pedro hasta que se encontró con Jesús.
• Cuando le cambió el nombre estaba lanzándole a Pedro una visión: aquello en lo que se podía convertir.
• Dios les dio un nuevo nombre a Abraham, a Sara, a Pedro, a Pablo, como forma de señalarles de manera concreta la dirección que quería para sus vidas.
• Sus nombres eran un reflejo de lo que podía ser y sería.
Las visiones son poderosas, en especial cuando las lanza alguien a quien miramos con respeto; alguien en quien confiamos y a quien tenemos la tendencia de imitar.
• En ese sentido, somos administradores de esas vidas tan valiosas para nuestro Padre.
• Nuestra responsabilidad es darles a conocer su potencial, no lo que son sino lo que podrían llegar a ser, y serán, para que levanten los ojos de las realidades de hoy y los fijen en las posibilidades del mañana.
• Dios no tiene problema alguno en vernos y relacionarse con nosotros tal como vamos a ser y no como somos.
• Con sus discípulos, Jesús se sentía bien hablando sobre su potencial y pasando por alto su actuación del momento. Estaba convencido de que aquella era la mejor forma de producir un cambio entre sus oyentes (y nosotros deberíamos estar convencidos de lo mismo antes de lanzar una visión).
• ¿Qué sucedería si comenzáramos a hablar del potencial de la gente, y no de su actuación? ¿Y si adquiriéramos el hábito de dispensarles a los demás el mismo tipo de gracia que ha sido derramada sobre nosotros? ¿Qué sucedería si llenáramos intencionalmente nuestras conversaciones con ideas acerca de lo que podría ser cierto con respecto a la gente que nos rodea?
• El poder de la visión es el potencial que tiene ayudar a una persona a centrarse en lo que podría ser. Las palabras son poderosas. Le dan forma a la vida. Las podemos usar para el bien o para el mal. Para edificar o para destruir. Para señalarles a las personas una dirección que le de honra a Dios, o para enviarlas por una senda sobre la cual se lamentarán (Efe 4:29).
• Aunque nosotros somos los que recibimos una visión dispuesta por Dios, también vamos a recibir oportunidades innumerables para lanzarles la visión del Padre a los que nos rodean.
• Destaquemos siempre los puntos fuertes y el potencial de las personas que nos rodean.
• Muchas veces, las personas no están conscientes de sus propios puntos fuertes.
• Son una parte tan natural de nuestra constitución que a menudo no los reconocemos.
• Relacionemos nuestra confianza en la actuación futura de esas personas con algo que haya en ellas y que les haya facilitado el éxito en el pasado.
• Busquemos oportunidades de comentar pública y privadamente las inclinaciones y capacidades naturales que veamos en la gente que nos rodea.
• Llevemos todo esto un paso más allá, asociando esas inclinaciones y capacidades con su éxito futuro.

Las personas adecuadas.
La visión nos arrastra porque capta nuestra imaginación.
• Desde allí, tiene el potencial de conectar con nuestro corazón.
• Y una vez que nuestro corazón haya sentido la energía que acompaña a una visión bien presentada, adquiriremos una sensación de destino.
La visión sirve como motivación intrínseca. Nos movemos en un cierto sentido, porque queremos, no porque nos digan que nos movamos.
• Las personas, por lo general, están más que dispuestas a comprometerse con un proyecto o una tarea en las que se ve claro que son cosas de Dios.
• Quieren participar en lo que Dios está haciendo, y estarán dispuestas a unírsenos en la visión si tienen la certeza de que no se trata de una visión simplemente nuestra.
• La gente da lo que le parece que se puede permitir dar para resolver una necesidad, pero va a dar con sacrificio cuando se trate de una visión que lleve la marca de la participación de Dios.
En la comunicación de la visión necesitamos no solo captar el entusiasmo de las personas sino principalmente su compromiso, porque el entusiasmo relacionado con el comienzo de algo nunca proporciona el impulso suficiente para llegar a terminarlo.
• Las visiones cuidadosamente elaboradas tienen la capacidad de captar tanto la imaginación como el compromiso de las personas.
• Las personas piensan en sus prioridades y estilo de vida, a fin de formar parte de una visión a la que se sienten llamadas.
• Y si no están comprometidas, no van a afrontar ese cambio.
Las personas están buscando algo a lo que le puedan entregar la vida.
• Si Dios nos ha dado una visión, El mismo va a levantarnos un equipo para que trabaje con nosotros a fin de lograrlo.


26 Sep 2014