Estudio Bíblico

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Módulo 215. El libro de Nehemías y la visión.



Tema No. 5.


NEH 1:11. Fe y visión.

La fe es la gasolina que mueve la visión y el liderazgo auténtico.

La visión que nos incita al liderazgo inicia con la fe: confianza plena y convicción absolutamente firme en que El es quién dice ser, que hará lo que ha dicho que hará y que proveerá para que nosotros hagamos lo que nos ha dicho que hagamos (Heb 11:1).
• Es la confianza en que Dios es quien Él dice ser, y va a hacer lo que ha prometido hacer.
• Es una expresión de confianza en la persona y el carácter de Dios.
• Es la respuesta adecuada a la promesa o revelación de Dios.

Sin fe es imposible agradar a Dios (Heb 11:6).
• Abrazar la visión y aceptarla como nuestra es un acto de fe. Es vivir por fe, en su sentido más verdadero.
• Cuando abrazamos una visión estamos proclamando nuestra confianza en la persona y el carácter de Dios.
• Equivale a la máxima expresión de entrega, admiración y adoración.
• Es un acto de adoración porque en asumirla es Dios quien recibe la honra.
• Demuestra que creemos que Dios es quien Él dice ser, y que va a hacer lo que ha prometido hacer. No hay nada que le dé más honra a nuestro Padre Celestial, que el hecho de que tomemos decisiones vitales a partir de lo que El ha afirmado acerca de sí mismo.
• Se gloría en el hecho de que hayamos estado dispuestos a aceptar Su Palabra.
• Mientras más improbable parece el cumplimiento de nuestra visión, más fe se necesita, y por consiguiente, mayor es el potencial de gloria para Dios.
• Sin fe es la carne la que está actuando, y todo lo que no proviene de fe es pecado (Rom 14:23) y por ende Dios no lo va a bendecir (Deut 28:15ss).
• Y la fe comienza a manifestarse, en relación con la visión, cuando comenzamos poniéndola delante de Dios antes que cualquier otra cosa y reconociendo que si El no interviene en su cumplimiento, no se podrá realizar.

Un líder es un hombre ordinario, altamente motivado y equipado por Dios para llevar adelante una visión.
• No se necesita ser un super hombre o mujer para recibir una visión de parte de El ni para ejercer influencia y ser promotor de Su Reino.
• Los mejores líderes son “siervos” que sin egoísmo se entregan al cumplimiento de los objetivos, sin pensar en el sacrificio ni en el costo.
• Son personas que no se acomodan al estado de cosas (los muros habían estado en esa situación por más de 80 años) sino que tienen un celo muy grande y aceptan el desafío de salir de la comodidad y provocar un cambio en la dirección de Dios en el status quo.
NEH 2:4. Dependencia de Dios.

"Entonces oré al Dios de los cielos." Esta acción de Nehemías es una manifestación de que su dependencia de Dios era completa.
Aún habiendo orado durante 3 o 4 meses para tener esta oportunidad, ni en ella depende de sus propias fuerzas o de su sabiduría, sino que antepone a Dios para buscar su dirección.
• Ese es el ideal para cada uno de nosotros que necesitamos caminar en el liderazgo y la visión que Dios nos ha dado para ser Sus agentes de transformación para el mundo (Mat 5:13-16, Mat 13.33, Mat 28:18-20, 2 Cor 5.18, Efe 1.22-23). Que no confiemos en nuestra propia prudencia, sino que nuestra confianza esté puesta siempre en Dios (Jer 29:11, Prov 3:5).
• Es el caso del Señor Jesucristo en su ministerio terrenal: El no hacía nada por sí mismo sino lo que veía hacer al Padre eso hacía (Jn 5:19, Jn 14:10) y nos exhorta a hacer lo mismo nosotros (Jn 15:4-5).
• Cuando nosotros estamos corriendo detrás de una visión (que es de Dios) y desarrollando un liderazgo (que Dios nos dió, Efe 2:10), con los dones que El puso en nosotros (1 Cor 12:7, 11, 28; Rom 11:29), no vivimos para hacer nuestra voluntad sino la de El (Luc 22:42) y los tiempos en los que todo va a suceder le corresponde a El determinarlos (Hch 1:7).
• Por lo tanto, necesitamos, para tener éxito y para realizar el completo propósito de Dios para nosotros (que también implica que vivamos en la plenitud de la vida que El diseñó para nosotros), vivir en total dependencia de El, bajo Su dirección perfecta por medio del Espíritu Santo (Rom 8:14), y ello implica no solo una constante intimidad (1 Rey 17:1, 18:15, 2 Rey 3:14).



NEH 2:4. Lo que Dios origina, también lo dirige.

Si Dios ya nos manifestó claramente el que, el cómo nunca será problema para El. En cambio, si suele ser un gran problema para nosotros. Pero esa es la especialidad de Dios.
• No hay nada difícil para Él. Lo que Él origina, El también lo dirige (Luc 1:37; Jn 1.37).
• El "qué" (Exo 3:9-10, Jer 1:4-10, Isa 6.1-8) siempre precede al "cómo" (Exo 3:11-4.17, Isa 6:9-10)
• Vamos a saber lo que Dios nos ha puesto en el corazón que hagamos antes de saber cómo piensa hacer que suceda.

Son muchas las visiones que mueren en el tiempo que transcurre entre el qué y el cómo.
• Cuando el cómo parece ausente del panorama, es tentador sacarse de la mente el qué. Para esos tiempos necesitamos recordar que lo que se gana en oración, se sostiene en oración, de tal forma que si recibimos la visión orando, necesitamos seguir orando hasta que el Señor nos de todas las respuestas relacionadas con el como, cuando, donde, con quién, con qué y para qué.
• Es peligroso enredarse demasiado en el intento de calcular de qué forma se puede convertir la visión en realidad.

Planifiquemos lo mejor que podamos, pero recordemos dos cosas: las visiones divinas suponen por obligación intervenciones divinas también y muchos son los planes que hay en el corazón del hombre pero solo el consejo de Dios es el que permanece (Prov 19:21, Prov 16.1-4).
• Nosotros debemos permanecer fieles a Él y centrarnos en Su visión para nosotros (Hab 2.2-4)
• La responsabilidad sobre la forma de echar adelante la visión de Dios sobre nuestra vida no es nuestra, es de Quién nos comisionó (Exo 33:14, Jer 1:7-8)
• Nuestra responsabilidad consiste en hacer lo que sabemos y podamos hacer (Ecle 9.10)
• El resto, tenemos que esperar. Por ello, la fidelidad es crítica para el éxito.

Los únicos límites que tiene una visión divina son el potencial y los recursos de Dios, que son ilimitados.
• Cuando nos mantenemos centrados en la visión, también nos mantenemos centrados en Dios.
• La visión nos recuerda nuestra dependencia.
• Por esa razón, la gente que tiene visión vive con una sensación de expectación: vive con fe como si Dios fuera a hacer lo que cree que ha prometido hacer.

Hay algunos que tienden a irse al extremo opuesto.
• El versículo de su vida es Fil 4:13: "Todo lo puedo". Funcionan bajo el supuesto de que si Dios les da una visión, también les está dando luz verde para ir adelante con ella.
• Su sentido de entrega a la causa es admirable. Sin embargo, muchas veces, su sentido de oportunidad es terrible.
• Así como es asombroso lo que podemos lograr cuando esperamos a que Dios nos guíe, igualmente asombroso es el desastre que podemos hacer con las cosas cuando nos lanzamos por nuestra cuenta y riesgo.
• Necesitamos recordarnos siempre que las visiones divinas no dependen de que nosotros las hagamos suceder. Dependen de que Dios haga que las cosas pasen. "Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer." (Jn 15:5). La obra de Dios hecha a su manera y en su momento, siempre tiene éxito. Y se produce de tal forma, que nos señala su fuente: Dios mismos.

Dios anda buscando dependencia. Una dependencia que espere activamente a que Él resuelva la pregunta del cómo.
• Si Dios nos dió el que (la visión), podemos estar seguros, que en su tiempo (no en el nuestro), El nos va a decir y dar el como, cuando, donde, con quienes, con qué y para qué.


NEH 6:15. Visión. Nada hay imposible para Dios.

Lo que posiblemente a muchos, durante los años de cautiverio y los años del retorno de la cautividad a Jerusalén parecía imposible, no fué tal.
En tan solo cincuenta y dos días fué restaurado lo que durante muchísimos años estuvo destruído. ¿Hay acaso algo imposible para Dios? ¿Hay acaso algo que pueda retardar el cumplimiento de lo que Dios ha dicho, en el tiempo que Dios lo ha dicho? (Mat 19:26, Mar 10.27, Luc 1:37, Luc 18.27)
• Cuando llega el tiempo de Dios para algo, sin lugar a dudas, sucederá (Hab 2.2-4).
• No importa ninguna circunstancia, dificultad, oposición, etc.
• Lo que Dios ha dicho, lo hará, lo cumplirá (Num 23:19).
Por difícil que nos parezca el cumplimiento de la visión de Dios, si estamos seguros que es de El, no debemos abandonarla por nada del mundo.
• Dios está trabajando en ella aunque no lo parezca.
• Y nosotros debemos seguir adelante haciendo lo que esté a nuestra mano hacer (Ecle 9:20) según nuestras fuerzas, recursos, circunstancias, etc. No podemos ni debemos parar.




26 Sep 2014