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Conociendo al Casamentero (3a. Parte).



El siervo (El Espíritu Santo): el Casamentero.


Características del Espíritu Santo en Gen 24 que estudiamos en la segunda parte de este tema.

• Gen 24:2. “Y dijo Abraham a un criado suyo, el más viejo de su casa, que era el que gobernaba en todo lo que tenía: Pon ahora tu mano debajo de mi muslo,”
• Todo lo que Dios hace hoy en la tierra lo hace por medio de Su Espíritu Santo que capacita y empodera a la Iglesia para guiarla y operar con Su poder a través de ella.
• Gen 24:4. "sino que irás a mi tierra y a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo Isaac." (Gén 24:4).
• Así como el siervo no obliga a Rebeca a seguirlo, así tampoco el Espíritu Santo nos obliga a nosotros a seguirlo. Seguirlo debe ser el resultado de una decisión voluntaria personal.
• Gén 24:10.    Entonces el siervo tomó diez camellos de entre los camellos de su señor, y partió con toda clase de bienes de su señor en su mano; y se levantó y fue a Mesopotamia, a la ciudad de Nacor.
• Si notamos bien, en todo el pasaje el siervo nunca habla de sí mismo, solo de Abraham y de Isaac y de la encomienda de Abraham para él; es más, ni siquiera se menciona su nombre en todo el pasaje. Y eso se corresponde exactamente con lo que hace el Espíritu Santo.
• Gén 24:22    “...el hombre tomó un anillo de oro que pesaba medio siclo, y dos brazaletes que pesaban diez siclos de oro (y se los dió a Rebeca).”
• Gen 24:53. “Y sacó el criado alhajas de plata y alhajas de oro, y vestidos, y dio a Rebeca; también dio cosas preciosas a su hermano y a su madre.”
• Los dones son preciosos, maravillosos, pero sin el carácter no nos sirven de nada a la hora de las recompensas, de ser o no ser la Novia de Cristo. Porque los dones no son nuestros sino que son de Dios y El está respaldando sus dones y la misericordia que tiene para con los otros. Con respecto a nosotros Él ve nuestro carácter, nuestro corazón.
• El Espíritu Santo si empodera para hacer señales, milagros y predicar la Palabra, pero ello no debe ser enseñado con menoscabo de que el poder del Espíritu Santo es en primer lugar para transformarnos a la imagen de Cristo.



Otras características que vemos en ese pasaje que son del Espíritu Santo.

Gen 24:61, 64-66. “Entonces se levantó Rebeca y sus doncellas, y montaron en los camellos, y siguieron al hombre; y el criado tomó a Rebeca, y se fue. ...Rebeca también alzó sus ojos, y vio a Isaac, y descendió del camello; porque había preguntado al criado: ¿Quién es este varón que viene por el campo hacia nosotros? Y el criado había respondido: Éste es mi señor. Ella entonces tomó el velo, y se cubrió. Entonces el criado contó a Isaac todo lo que había hecho.”
La función del siervo (el Espíritu Santo) fue llevar a la Novia (la Iglesia) a la presencia de Isaac (el Hijo), y prepararla para su encuentro con el Amado. Igual hace hoy el Espíritu Santo con nosotros: prepararnos para el encuentro con nuestro Señor, por medio de:
• La Palabra (que el Espíritu nos enseña) hermosea el rostro.
• Además, Su presencia en nosotros, nos imparte el fruto del Espíritu (amor, gozo. paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio, Gal 5:22-23), que es el “incorruptible adorno de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios” (1 Ped 3:4).
• Pro 15:13    “El corazón gozoso alegra el rostro, pero en la tristeza del corazón se quebranta el espíritu.”
• Núm 6:24-26.    'El SEÑOR te bendiga y te guarde;   el SEÑOR haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia;    el SEÑOR alce sobre ti su rostro, y te dé paz.'"
• La sabiduría (enseñanza y acción: obediencia) que nos imparte el Espíritu Santo como maestro y guía es adorno en nuestra cabeza. Ecl 8:1    “... La sabiduría del hombre ilumina su faz y hace que la dureza de su rostro cambie.”

El Espíritu Santo, si se lo permitimos, si nos sometemos a Su Dirección, sin lugar a dudas nos va a guíar al encuentro con el Señor, nuestro Amado.
• Gén 24:61    Y se levantó Rebeca con sus doncellas y, montadas en los camellos, siguieron al hombre. El siervo, pues, tomó a Rebeca y partió.
• Gén 24:64-65.   Rebeca alzó los ojos, y cuando vio a Isaac, bajó del camello,   y dijo al siervo: ¿Quién es ese hombre que camina por el campo a nuestro encuentro? Y el siervo dijo: Es mi señor. Y ella tomó el velo y se cubrió.
• El Espíritu Santo siempre nos va a revelar al Padre y al Hijo, no hablará por su propia cuenta, y también nos revelará Sus planes y propósitos para nosotros (Jn 16:13-15, 1 Cor 2:9-12). Y en la medida en que más conocemos al Padre y al Hijo, y Sus planes y propósitos para nosotros, nos damos cuenta de cuán grande Amor el de Dios para nosotros, y por ende, no podemos responder de otra manera que amándole a Él (1 Jn 4.19) con todas nuestras fuerzas (Mat 22:37).
• En ese proceso, nuestro amor hacia el Señor va cambiando, tal como el de una Novia por su Amado, como nos lo enseña el Libro de Cantares en las expresiones que la Novia va teniendo para expresar su relación con Su Amado. Vamos transitando el camino de un amor inmaduro (egoísta) hacia un amor maduro, incondicional, centrado solamente en Él, donde nosotros ya no importamos sino solamente importa Él.
➢ “Mi amado es para mí” (Cant 1:13).
➢ “Mi amado es mío y yo suya” (Cant 2:16).
➢ “Yo soy de mi amado y mi amado es mío” (Cant 6:3).
➢ “Yo soy de mi amado (Cant 7.10).
• Este amor maduro, centrado en Cristo es lo que lleva a Pablo a expresar: “Ya no vivo yo, Cristo vive en mí” (Gal 2:20).
• Y todo ello es dirigido por el Espíritu Santo que transforma nuestro corazón gradualmente por el Amor, el Amor que cubre multitud de faltas (1 Ped 4:8, 1 Cor 13:4-8), el Amor que nos guía al arrepentimiento (Rom 2:4).

Nos preserva o guarda para que no regresemos al mundo. "Y Abraham le dijo: Guárdate que no vuelvas a mi hijo allá." (Gén 24:6).
• Efe 1:13-14. En El también vosotros, después de escuchar el mensaje de la verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído, fuisteis sellados en El con el Espíritu Santo de la promesa,    que nos es dado como garantía de nuestra herencia, con miras a la redención de la posesión adquirida de Dios , para alabanza de su gloria.
• Rom 8:23    Y no sólo ella , sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, aun nosotros mismos gemimos en nuestro interior, aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo.
• El Espíritu Santo tiene la asignación de parte de Dios de usar todos los medios a Su alcance para evitar que nosotros podamos perder esa salvación tan grande que El nos ha dado y nuestro destino eterno. Para ello, para mantenernos en el camino, usa de muchas formas, algunas de las cuales son.
• La Espada del Espíritu que es la Palabra de Dios (Efe 6:17), que como espada de dos filos penetra en nuestro interior para discernir los pensamientos y las intenciones del corazón (Heb 4:12) y que nos redarguye, confronta, corrige (2 Tim 3:16-17).
• Se contrista: se enoja contra el pecado y la maldad en nosotros, haciéndonos sentir incómodos, muy incómodos, dándonos convicción de pecado y guiándonos al arrepentimiento
• Efe 4:30. “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.”
• 2 Cor 7:11. “Porque he aquí, esto mismo de que hayáis sido contristados según Dios, ¡qué solicitud produjo en vosotros, qué defensa, qué indignación, qué temor, qué ardiente afecto, qué celo, y qué vindicación! En todo os habéis mostrado limpios en el asunto.”

El siervo actuó diligentemente en el cumplimiento de la comisión que Abraham le asignó:
• Gén 24:17.  ”Entonces el siervo corrió a su encuentro.....”
• Gén 24:33. “...No comeré hasta que haya dicho el propósito de mi viaje.”
• Gén 24:56. “...No me detengáis, puesto que el SEÑOR ha dado éxito a mi viaje; enviadme para que vaya a mi señor.”
De la misma manera el Espíritu Santo hace Su obra maravillosa de transformación en nosotros de una manera diligente, cada día, paso a paso y buscando siempre el mejor interés de nosotros, con paciencia, con benignidad, con propósito.
• Fil 1:6. “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;”
• Isa 11:2-3. “Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová. Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos;”



¿Que necesitamos hacer para que todo eso sea realidad en nuestra vida?

Básicamente lo que necesitamos es la convicción de entregarle nuestro corazón completo al Señor, sin limitaciones, sin medida, total y completamente, lo que implica:

UNO. Reconocer que Dios es bueno, realmente bueno, que Sus planes para nosotros son mejores que los nuestros, que sus bendiciones no se comparan a las que pueden resultar de nuestros propios esfuerzos. Ante ello, lo siguiente obvio es renunciar a nuestros planes, gustos, preferencias, por los mejores de Él (Prov 16:25 Vrs Jer 29:11). Sin esa renuncia, vamos a estar frecuentemente batallando entre seguir Sus planes y seguir los de nuestra carne, teniendo doble ánimo, y quién así procede no puede esperar nada del Señor.
• Sant 1:6-8. “Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.”
• Sant 4:5-8. “¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.”

DOS. Necesitamos purificar nuestros corazones de todo pecado, confesándolos y pidiendo perdón a Dios por ello, pidiéndole al Espíritu Santo que además de darnos convicción de pecado (Jn 16:8), nos de la sabiduría para hacer morir por Él las obras de la carne (Rom 8:13) y nos comprometamos con la obediencia a las indicaciones de Él con respecto al pecado.
• Deut 30:19-20. “A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; 20amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar.”

TRES. Poner nuestros pensamientos en las cosas del Espíritu: la Palabra y la comunión con Él (Rom 8:5-9).
• Prov 4:20-27. “Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo. Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida. Aparta de ti la perversidad de la boca, y aleja de ti la iniquidad de los labios. Tus ojos miren lo recto, y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante. Examina la senda de tus pies, y todos tus caminos sean rectos. No te desvíes a la derecha ni a la izquierda; aparta tu pie del mal.”
• Sal 1:1-3. “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.”
• Fil 4:8. “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.”

CUATRO. Creer lo que la palabra dice del Espíritu y que hará lo que dice que hará: Maestro, Guía, Consolador, Ayudador (el justo vivirá por la fe, Rom 1:16-17, Hab 2:4)
• 2 Cro 20:20. “Y cuando se levantaron por la mañana, salieron al desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat, estando en pie, dijo: Oídme, Judá y moradores de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados.”
• Isa 30:15. “Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza. Y no quisisteis,”

CINCO. Poner en acción Su dirección (desarrollar un corazón obediente); Moisés, por la fe, obedeció (Heb 11:8).
• 2 Cor 10:3-6. “Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; 4porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, 5derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, 6y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta.”
• Rom 6:16-18. “¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.”




05 Ene 2014