Estudio Bíblico

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Errores que necesitamos prevenir en el servicio (7).



ENSEÑANZA No. 44.

ERRORES QUE NECESITAMOS PREVENIR EN EL SERVICIO (7).



Objetivos de la enseñanza.
• Profundizar el entendimiento de que aún cuando una metodología de trabajo sea una inspirada en Dios y en la Biblia no está exenta de poder presentar problemas y errores en su implementación y desarrollo.
• Conocer detalladamente algunas de las trampas que el enemigo puede traer a la Iglesia que está tratando de implementar y/o desarrollar una metodología de trabajo y establecer los mecanismos de prevención y corrección necesarios a efecto de evitarlas.
• Desarrollar en cada miembro de la Iglesia sus sentidos espirituales para evitar caer personalmente en esas trampas en su caminar dentro del modelo.


Competencia entre líderes (2 Cor 3:5-9, Mat 25:14-30).
El Reino de Dios no es un reino de competencias, porque la competencia, para ser una competencia verdadera, solamente sería posible entre dos personas que tienen exactamente iguales propósitos, capacidades, habilidades, formación, etc. Y en el caso de Dios, El no hace dos personas iguales, sino solamente originales, con propósitos, capacidades, habilidades, formación, etc., diferentes de acuerdo a Su propósito. La competencia es una característica del mundo, y por ende, resultante del pecado, y cuyo objetivo, en la gran mayoría de casos, no tiene como objetivo ser una mejor persona (que es el propósito de Dios) sino tener más cosas. Si bien el Reino de Dios tiene interés en lo numérico, el interés fundamental de Dios está en lo cualitativo, y en su superación (Prov 4:18, Efe 2:10). En este sentido, la competencia no tiene cabida porque lo que cada uno de nosotros debe superar en lo cualitativo es totalmente diferente en unos y otros.
Sin embargo, desconociendo todo esto, en algunos casos, la aplicación de una metodología de trabajo que requiere la acción de varias personas, puede genera competencia entre ellas fundamentados en el número de personas que se atienden, el número de grupos a cargo, la cantidad de personas que participan en una actividad, etc., lo cual puede generar que para “crecer” numérica y posicionalmente, las personas adopten estrategias que son poco bíblicas y que van en contra de las personas a las cuales deberían estar sirviendo, como “robo de ovejas”, valoración de personas por resultados numéricos no por el carácter, utilización de las personas para satisfacer los objetivos de los servidores y/o ministros en lugar de que los servidores y/o ministros sirvan a las personas para satisfacer sus necesidades, etc.


Buscar posiciones en lugar de servicio a las personas (Mar 10:35-45, Sant 4:1-10).
Derivado del afán por el crecimiento numérico (no necesariamente cualitativo) y/o posicional, en algunos ministerios se premia a las personas y se les reconoce públicamente por resultados numéricos, no por servicio. Y los resultados numéricos no siempre significan resultados cualitativos, vidas transformadas, y menos son indicativos de servicio a ellas, que son objetivos básicos en el cristianismo. Recordemos que el pueblo de Israel, en el éxodo por el desierto, fue un pueblo muy numeroso, mayor a un millón de personas, pero de ellos solamente dos salieron aprobados y solamente dos entraron en la tierra prometida. Si algo debe ser estimulado en cualquier metodología de trabajo que utilizemos no es necesariamente los alcances numéricos, sino los alcances en vidas transformadas, familias restauradas, etc.
De hecho, este es un mal en la iglesia, por cuanto nos ocupamos mucho de los números pero no de la calidad de esos números, al punto que muchas veces la crítica que se le hace a la Iglesia de Cristo es que siendo sal y luz (Mat 5:13-16) y levadura (Mat 13:33) para el mundo, a pesar del crecimiento numérico de la Iglesia, la calidad de vida de las naciones en lugar de mejorar, como debería ser, ha empeorado, y los problemas ahora que hay más creyentes son mayores que antes cuando su número era más reducido. Si bien no le podemos achacar a la Iglesia los males sociales, si podemos notar que no ha influenciado todo lo que debería el mundo a su alrededor, como es el propósito de Dios para ella (Mat 28:18-20), y ello es, en parte, atribuible a su énfasis en los números y no en la transformación genuina de las personas.


Asignar posiciones de servicio y/o ministerio por cumplimiento de metas y no por llamado (1 Sam 16:79).
Derivado del error anterior, está el asignar posiciones importantes de servicio y/o ministerio por el cumplimiento de metas numéricas y no por el llamado de Dios. Recordemos que Dios no asigna posiciones en base a resultados, sino en base a su Gracia y a Su llamado. Tal fue el caso de los discípulos, ordenados apóstoles, cuando todavía no habían tenido resultados de ninguna clase en su ejercicio ministerial, por cuanto fueron llamados, en primer lugar, los que el quiso, en segundo lugar para estar con él (para formarlos) y posteriormente para enviarlos a predicar y para darles autoridad sobre los demonios (Mar 3:13-15). Es decir que no tenían ningún resultado aún. El método de asignar posiciones y ministerios en base a resultados no necesariamente está equivocado, pero tampoco es el método bíblico. La Biblia dice claramente que no es del que quiere ni del que corre, sino de quién Dios tiene misericordia (Rom 9:16), y que los hijos de Dios somos guiados por Su Espíritu (Rom 8:14), no por los resultados, aunque ellos son una evidencia del llamado, posteriormente a este.
El mundo promueve por resultados, pero Dios lo hace por gracia, no por obras. Ello no implica que los resultados no sean importantes. Por supuesto que lo son, pero los resultados no dependen de nosotros necesariamente, sino de Dios (El es el que produce el crecimiento, 1 Cor 3:6) y por lo tanto no necesariamente son evidencias de un llamado, sino son evidencia de la misericordia de Dios y de Su amor hacia aquellos que reciben el resultado de nuestro servicio.


Hacer las cosas para los hombres en lugar de para Dios (Col 3:23-25).
Cuando permitimos que la competencia numérica se establezca entre el liderazgo de una iglesia, estamos abriendo la puerta para que todos los males del mundo se introduzcan en ella, y dentro de ellos, uno que se hace evidente es que las personas comienzan a servir a los hombres para agradarles y dar los resultados que ellos esperan de acuerdo a sus propósitos, en lugar de servir a Dios en el propósito de el, y entonces, para lograrlo, no importa que haya que hacer. La meta es agradar y ser reconocido por el poder humano, en lugar de ser aprobado por Dios. Dios nos llama, a través de Su Palabra escrita por Pablo para Timoteo a procurar presentarnos a Dios aprobados, como obreros que no tienen nada de que avergonzarse que usan bien la Palabra de Verdad (2 Tim 2:15).


Valoración de las personas por los resultados numéricos.
Los resultados numéricos no siempre son el resultado de la aprobación de Dios. En la mayoría de los casos son el resultado del respaldo, ya que Dios respalda Su Palabra, Sus dones y Su llamado, aún cuando no apruebe a la persona que aparentemente esta respaldando. Esto se manifiesta claramente en el pasaje de Mat 7:21-23, donde desaprueba a personas que tenían resultados, pero que no eran aprobadas por no vivir conforme a la voluntad de Dios.
Podemos tener resultados numéricos, como las victorias de Saúl como rey de Israel, y sin embargo, ser desaprobados delante de Dios como él lo fue. Y por el contrario, podemos tener resultados numéricos bajos, como Elías que solo tuvo un discípulo, Eliseo, y salir aprobados delante de Dios.


Preguntas para autoevaluación.
• ¿En qué consiste la trampa de la competencia entre líderes?
• ¿Cuáles son las medidas que pueden tomarse para evitar caer en esta trampa?
• ¿En qué consiste la trampa de asignar posiciones por cumplimiento de requisitos no por llamado?
• ¿Por qué una iglesia no debería caer en esta trampa?
• ¿Cuáles son las medidas que pueden tomarse para evitar caer en esta trampa?









04 Oct 2012