Estudio Bíblico

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Módulo 109. Propósito, destino y visión.



TEMA No. 2.

LOS PROPÓSITOS DE DIOS PARA TODA PERSONA.



Introducción.

Dios desea que vivamos una vida en abundancia (Jn 10:10, Prov 4:18, Mat 6:33).
Esa vida abundante solo es posible cuando estamos viviendo en la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta (Rom 12:2).
La voluntad de Dios implica, para cada uno de nosotros, una visión específica de lo que Dios quiere hacer con y a través de nosotros (Hab 2:2-4).
La falta de esa visión implica que nos perdamos del camino, de la voluntad de Dios y de la vida abundante (Prov 29.18, Ose 4:6).
Por lo tanto, necesitamos urgentemente, conocer la visión de Dios para nosotros y para nuestra vida en todos los ámbitos.

Para conocer la visión de Dios, antes que nada, necesitamos conocer dos cosas.
PRIMERO. Los propósitos generales de Dios para los y las creyentes porque la visión es lo que El quiere que cada uno de nosotros hagamos para cumplir con Sus propósitos generales..
SEGUNDO. El propósito específico de Dios para cada uno de nosotros, ya que la visión es el resumen de la forma específica, personal, individualizada, de cumplir con Sus propósitos generales (el cómo, donde, cuando, quienes, con qué), y viene dada por el equipamiento y diseño de Dios para cada uno de nosotros (Jer 29:11, Sal 139:13-16, Sal 33:13-15).



Los propósitos generales de Dios.

Dios nos conoció desde antes de la fundación del mundo (Efe 1:4) y nos creó (Sal 139:13-16) y predestinó para cumplir Su voluntad (Rom 8:28-29). Por ello, necesitamos conocer Su voluntad, y ello comienza con conocer los propósitos generales que El establece en Su Palabra para todo y toda creyente.

Hay varias formas de abordar este tema. Una de ellas es a partir de los dos más importantes mandamientos de Dios al hombre (Mat 22:36.40) que son el amar a Dios y el amar al prójimo con todo nuestro ser. Otra es a partir del propósito de Dios para la Iglesia manifestado en Efe 4:11-16, y también lo podemos abordar a partir de Jn 17:1-26 y Hch 2:41-47. Cada uno de esos enfoques, nos lleva, al final, a conclusiones similares como lo veremos a continuación.



Los propósitos generales de Dios desde la perspectiva de Mat 22:36-40: el Gran Mandamiento.

Podemos, sin lugar a dudas, afirmar que los propósitos de Dios se encuentran indicados claramente en la pregunta que Jesús recibe de los fariseos respecto a cual es el principal mandamiento de la ley (Mat 22:36-40). Sus propósitos están contenidos en Su Palabra, y el fundamento de Su Palabra es la Ley. Y la pregunta que los fariseos le hacen a Jesús es respecto a cual es el más importante mandamiento de la Ley.

Jesús responde en Mat 22:37-38, que el principal mandamiento es amar a Dios con todo nuestro ser, y que el segundo es igual de importante, amar al prójimo como a nosotros (Mat 22:39). Sin embargo la Palabra también claramente nos enseña que no podemos amar a Dios (y por ende al prójimo) si antes no hemos experimentado el amor de Dios hacia nosotros (Jn 3:16, 1 Jn 4:19). Nadie que no haya experimentado Su amor va a poder amarle a El y al prójimo que es el resumen de todos Sus propósitos (Mat 22:36-40). Por lo tanto, sin ningún lugar a dudas, podemos afirmar que el primer propósito de Dios, nuestro Padre, es DEJARNOS AMAR POR ÉL, el segundo es AMARLE A EL con todo nuestro ser, y el tercero es AMAR A NUESTRO PRÓJIMO igualmente. Ahora bien, cada uno de esos grandes propósitos, podemos dividirlos en propósitos más específicos.



Recibir el amor de El.

Dejarnos amar por El implica, primero que nada, ser SALVOS, recibir la salvación que El compró a través de Cristo en la Cruz por nosotros (Jn 3:16) y CRECER en nuestra relación con el Padre, desarrollar nuestra relación de hijos e hijas con El (Jn 1:12, Efe 1:17-19, Gal 4:1-2).



Amarle a El.

En lo que se refiere al segundo gran propósito, que le amemos a El, (Mat 22:37) la Palabra nos enseña claramente que implica acciones concretas de obediencia a Su Palabra (Jn 14:21, Jn 14:23), que, en lo que se refiere a El, podemos resumirlas, por lo menos, en cuatro cosas.

PRIMERO. ADORARLE (Jn 4:23, Col 3:22-24).

SEGUNDO. COMUNIÓN FAMILIAR (1 Cor 12)

TERCERO. FRUTO (Gal 5:22-23).

CUARTO. MAYORDOMÍA (1 Ped 4:10-11)



Amar al prójimo.

En la Palabra de Dios, amar al prójimo, tiene también formas concretas de manifestarse, que podemos resumir en cuatro.

PRIMERO. EVANGELISMO (2 Cor 5:17-20)(1 Tim 2:1-4).

SEGUNDO. DISCIPULADO (Mat 28.18-20, 2 Tim 2:2)

TERCERO. SERVICIO (Mar 10.42-45).

CUARTO. TRANSFORMACIÓN. (Mat 6:33, Mat 5:13-16).

Es decir, que amar al prójimo implica por lo menos cuatro propósitos: evangelismo, discipulado, servicio y transformación.



Los propósitos generales de Dios desde la perspectiva de Efe 4:11-16: la función de la Iglesia.

El ser parte de la Iglesia supone, como punto de entrada, el tener una relación con Jesús, y por ende, por el Padre, es decir, ser SALVO y estar CRECIENDO en una relación de amor con El. El haber experimentado personalmente el ser amados por El (Jn 3:16) y estar creciendo en la experimentación de ese amor (1 Jn 4:19, Efe 3:18, Efe 1:17-19).

A partir de ese fundamento, la Iglesia fue establecida por Dios para perfeccionar a los santos para la obra del ministerio. Este ministerio es el que nos indica 2 Cor 5:17-18: todos los nacidos de nuevos tenemos el ministerio de la reconciliación de todas las personas y las cosas con Dios (Col. 1:18-20), es decir, el EVANGELISMO (la reconciliación de las personas con Dios) y la TRANSFORMACIÓN (la reconciliación de todas nuestras actividades, relaciones personales y relaciones con las cosas, con Cristo, el establecimiento pleno del Reino de Dios sobre todo nuestro entorno (Mat 6:10, Mat 6:33), lo que implica el desarrollo de una apropiada MAYORDOMÍA de todas las cosas que Dios nos ha dado (1 Ped 4:10-11), haciendo todas las cosas como para Dios, es decir, vivir una vida constante de ADORACIÓN, en la cual Dios no solo sea el centro de nuestra vida sino el todo de ella.

En segundo lugar, la Iglesia fue establecida para edificar el cuerpo de Cristo, es decir, desarrollar la COMUNIÓN de los hijos e hijas de Dios alrededor de su pertenencia a la familia de Dios y de sus funciones como cuerpo para alcanzar los propósitos de Dios en el mundo.

En tercer lugar, la Iglesia fue establecida para que todos los santos seamos instruidos hasta alcanzar la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, lo que implica el DISCIPULADO (enseñarles a guardar todas las cosas que nos ha mandado, Mat 28.18-20), hasta que todos lleguemos a la estatura del varón perfecto (el CARÁCTER de Cristo desarrollado en nosotros) y la plenitud de Cristo (SERVICIO, ministerio).

Como podemos ver, en este enfoque también se encuentran contemplados los diez propósitos que vimos en el enfoque desde la perspectiva de Mat 22:36-40, es decir:
Ser SALVOS.
DESARROLLAR nuestra relación de hijos con el Padre.
ADORACIÓN.
COMUNIÓN.
CARÁCTER.
MAYORDOMÍA.
EVANGELISMO.
DISCIPULADO.
SERVICIO.
TRANSFORMACIÓN.



Los propósitos de Dios desde la perspectiva de Jn 17:1-26 y Hch 2:41-47.

Jn 17:1-26, define los siguientes propósitos del creyente en su vida cristiana:
Vrs. 3: “Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste” (ADORACIÓN).
Vrs. 6: “He manifestado Tu Nombre a los hombres del mundo que me diste” (EVANGELISMO).
Vrs. 8: “Porque las Palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron” (FRUTO y DISCIPULADO).
Vrs. 11: “Para que sean uno, así como nosotros” (COMUNIÓN).
Vrs. 18: “Como Tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo” (SERVICIO y TRANSFORMACIÓN).

En Hch 2:41.47, identifica algunos de los mismos propósitos que el anterior pasaje y uno adicional:
Vrs. 47: “Alabando a Dios” (ADORACIÓN).
Vrs. 41: “Recibieron Su Palabra” (EVANGELISMO).
Vrs. 42: “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles” (FRUTO y DISCIPULADO).
Vrs. 41: “Fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas” (COMUNIÓN).
Vrs. 45: “Y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno” (MAYORDOMÍA, SERVICIO y TRANSFORMACIÓN).

Ahora bien, estos propósitos, como lo hemos visto en los enfoques anteriores, necesariamente, inician en el hecho de ser amados por Dios (1 Jn 4:19), es decir, ser SALVOS (Jn 3:16) y CRECER en nuestra relación de hijos e hijas con Dios (Jn 1:12).





Conclusión.

En conclusión, y basados en los tres diferentes enfoques acerca de los propósitos de Dios para nuestras vidas (Mat 22:36-40, Efe 4:11-16, Jn 17:1-26, Hch 2:41.47), podemos decir, sin lugar a dudas, que esos propósitos son, por lo menos, los siguientes:
• Ser AMADOS POR DIOS, que implica:
➢ Que seamos SALVOS.
➢ DESARROLLAR nuestra relación Padre-hijo con El).
• AMAR A DIOS con todo nuestro ser, que implica:
➢ ADORACIÓN (una vida totalmente dedicada, consagrada, a Dios).
➢ COMUNIÓN (formar parte activa, dinámica, de la vida de la familia de Dios).
➢ CARÁCTER (que el carácter de Cristo, a través de todas las experiencias de nuestra vida, sea formado en nosotros).
➢ MAYORDOMÍA (administrar todas las cosas que Dios nos ha dado –materiales, habilidades, capacidades, oportunidades, etc.-, para Su gloria).
• AMAR A NUESTRO PRÓJIMO con todo nuestro ser, que implica:
➢ EVANGELISMO (presentarles a Cristo como Señor y Salvador).
➢ DISCIPULADO (enseñarles a guardar todo lo que El nos ha mandado).
➢ SERVICIO (suplir sus necesidades conforme a nuestras habilidades, dones, talentos, capacidades y recursos).
➢ TRANSFORMACIÓN (establecer el Reino de Dios y su Justicia en todas nuestras actividades y relaciones con las personas y con las cosas).




21 Jul 2012