Estudio Bíblico

Inicio > Estudio

Consideraciones acerca del estudio de los Evangelios.



Las características de los evangelios.
La dificultad hermenéutica principal consiste en la comprensión del “reino de Dios”.
Casi todas las dificultades que se encuentran al interpretar los Evangelios se derivan de dos hechos principales: Jesús mismo no escribió un evangelio; vienen de otros, no de El. Dios nos dio lo que sabemos acerca del ministerio terrenal de Jesús de este modo, no con la mentalidad mecánica y de grabadora de algunos.
Los materiales de los primeros tres Evangelios son a menudo similares y por eso los llamamos evangelios sinópticos (“que se pueden ver juntos”).
¿Por qué cuatro? No hay una respuesta con certeza absoluta a esta pregunta, pero una por lo menos es sencilla y pragmática: había diferentes comunidades cristianas que necesitaban un libro acerca de Jesús. Por muchas razones, el evangelio escrito para una comunidad o grupo de creyentes no satisfacía necesariamente todas las necesidades de otra comunidad. Así que uno se escribió primero (Marcos, según la opinión más común), y ese evangelio se volvió a “escribir” dos veces (Mateo y Lucas) por diferentes razones, para satisfacer diferentes necesidades. Independientemente de ellos, otra vez por otras razones de diferente tipo, Juan escribió un Evangelio. Todo esto fue dispuesto así por el Espíritu Santo.
En cualquier otro caso cuatro biografías no podrían mantener el mismo valor. Esos Evangelios son igualmente valiosos porque al mismo tiempo que registran los hechos acerca de Jesús, recuerdan las enseñanzas de Jesús y cada uno es un testimonio acerca de Jesús.


El fondo histórico.
La exégesis de los evangelios, implica pensar en:
El fondo histórico en que vivió Jesús y el de los autores.
El conocimiento de la cultura y la religión del siglo primero.
El judaísmo de Palestina en el cual El vivió y enseñó.
La comprensión del contexto particular de un dicho o una parábola dados.
Los autores (los evangelistas) y la razón que tuvieron para escribir.
Si los que escuchaban a Jesús mientras impartía determinada enseñanza estaba formada por el círculo íntimo de sus discípulos, las multitudes o sus opositores.
El descubrimiento del contexto histórico de Jesús o de su audiencia no tiene que afectar el significado básico de una máxima dada, pero amplia la perspectiva y a menudo ayuda a comprender el propósito de lo que Jesús dijo.


El fondo histórico del evangelista.
Los evangelios mismos son anónimos (los autores no son identificados por nombre) y no podemos estar seguros de sus lugares de origen.
Sin embargo, podemos estar bastante seguros de los intereses y preocupaciones de cada uno por la manera como seleccionaron, dispusieron y presentaron sus materiales.


Contexto literario de las enseñanzas de Jesús.
Frecuentemente enseñó en parábolas de las cuales usó varias formas.
Fue un experto en las exageraciones con propósito (hipérboles).
Usó también con mucha eficacia los proverbios, símiles y metáforas, poesía, preguntas e ironía.
Las palabras y hechos de Jesús fueron transmitidos oralmente durante un período de quizá treinta años o más, en el cual no existía el texto completo de los evangelios. Se transmitía el contenido de los evangelios en historias y dichos separados (fragmentos). Muchos de estos fragmentos fueron transmitidos con sus contextos originales, pero también muchos de los dichos y enseñanzas de Jesús fueron transmitidos sin sus contextos. Muchas de esas declaraciones (sin contexto) estuvieron a disposición de los evangelistas, y ellos mismos, bajo la guía del Espíritu Santo, les dieron los contextos actuales.
Esa es una de las razones por las cuales a menudo encontramos la misma máxima o enseñanza en diferentes contextos de los evangelios. Por la misma razón también, las palabras con temas similares, o con el mismo asunto, a menudo se agrupan en los evangelios de modo temático.


Interpretación de fragmentos aislados.
Debido al carácter singular de los evangelios, se deben pensar horizontal y verticalmente.
Pensar horizontalmente  al estudiar un fragmento en cualquier evangelio, hay que estar consciente de los paralelos en los otros evangelios.
Pensar verticalmente  cuando se lee o se estudia una narración o una enseñanza de los evangelios, se está consciente de los fondos históricos de Jesús y del evangelista.


La interpretación de los evangelios como unidades.
Hay que tomar en serio el interés de los evangelistas en Jesús mismo, lo que El hizo y dijo, y también las razones de ellos para volver a contar la historia a sus lectores.
Los evangelistas fueron autores, no solamente compiladores, pero esto no quiere decir que fueran los creadores del material escrito.
Autores : con la ayuda del Espíritu Santo, produjeron una estructura original para volver a redactar el material, a fin de satisfacer las necesidades de sus lectores.
En la composición de los evangelios se aplicaron dos principios: el de selección y el de adaptación.
Por una parte, los evangelistas, como autores divinamente inspirados, escogieron las narraciones y enseñanzas que cumplían sus propósitos.
Al mismo tiempo, los evangelistas y sus iglesias tenían intereses especiales que también les hicieron adaptar lo que seleccionaron.
Este principio de adaptación es también lo que explica la mayoría de las llamadas discrepancias entre los evangelios.


Las enseñanzas y los imperativos.
Las enseñanzas e imperativos que presenta Jesús en los evangelios, se deben traer al siglo veinte del mismo modo que hacemos con las epístolas. Las cuestiones de relatividad cultural hay que resolverlas del mismo modo.
La consideración de los imperativos como leyes es un malentendido. No son leyes en el sentido de que se deban obedecer para llegar a ser cristiano o permanecer como tal, nuestra salvación no depende de la obediencia perfecta a ellos. Esos mandamientos son descripciones, por medio de imperativos, de lo que debería ser la vida cristiana, como consecuencia de que Dios nos haya aceptado a nosotros primero.
La ética del Reino para la época actual es en realidad una ética sin represalias (Mat 5:38-42). En el cristianismo, la religión es gracia y la ética es gratitud.


Recomendación final muy importante.
Nadie puede interpretar debidamente los evangelios sin una comprensión clara del concepto del Reino de Dios en el ministerio de Jesús.
Ante todo, se debe saber que la estructura teológica fundamental de todo el Nuevo Testamento es, en cierto sentido, escatológica.
La escatología tiene que ver con el fin, cuando Dios traiga esta edad a su fin. La mayoría de los judíos, contemporáneos de Jesús eran escatológicos en su modo de pensar, es decir, que pensaban que estaban en los últimos tiempos, cuando Dios traería el fin de esa edad y comenzaría la siguiente. Desde esta perspectiva Jesús vino para introducir el “principio” del fin.
Con la muerte y resurrección de Jesús, y con la venida del Espíritu, las bendiciones y los beneficios del futuro llegaron. En cierto sentido, por lo tanto, ese futuro ya llegó también. En cambio, en otro sentido, el fin no ha llegado plenamente todavía. Así que el Reino de Dios es ya, pero todavía no. En esa “tensión” se encuentra la clave hermenéutica para gran parte del Nuevo Testamento, y especialmente para el ministerio y la enseñanza de Jesús.
Como el Reino, el tiempo del gobierno de Dios, ha sido inaugurado con la venida de Jesús, se nos invita a tener vida en el Reino, que quiere decir vida bajo el señorío de Jesús, aceptados y perdonados gratuitamente, consagrados a la ética del Reino realizada en nuestra vida y nuestro mundo, en esta edad presente.

14 Nov 2011
Referencia: La Biblia 13.