Estudio Bíblico

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La bendición de la alabanza.



INTRODUCCIÓN.

El servicio o culto normal en las iglesias consta, por lo general, de dos grandes segmentos o partes:
 El tiempo de la alabanza y la adoración.
 El tiempo de la predicación de la Palabra.

El primero es un tiempo dedicado a darle de nosotros a Dios, un tiempo en que le hablamos a El. (SEMBRAMOS).
El segundo es un tiempo para que Dios nos dé a nosotros, Dios nos habla (COSECHAMOS).

Por otro lado, la alabanza es una tremenda arma de guerra espiritual en contra de las asechanzas y maquinaciones del diablo. Recordemos que antes de su caída, él era el querubín encargado de llevar ante el trono de Dios la alabanza y conoce de su impacto y poder espiritual, además de que genera su odio por cuanto que él quisiera que la alabanza fuera para él y no para Dios (el motivo principal de su caída). Esas son dos razones, entre otras varias, para que el enemigo de nuestras almas procure hacer todo lo posible por impedir que alabemos y adoremos al Dios Todopoderoso. Y desgraciadamente, por lo general, lo logra en una buena medida.

En las iglesias es muy común que al iniciar el servicio, y durante el tiempo de la alabanza, la concurrencia sea mínima, y se vaya llenando en la medida en que va transcurriendo el tiempo, para estar completamente llenas a la hora de la prédica. Ello nos indica que en el pueblo del Señor hay un total desconocimiento de la importancia de la alabanza y de su función estratégica tanto en la batalla espiritual como en el desarrollo de la madurez espiritual de cada uno.

La alabanza nos lleva a concentrarnos en el Señor, no en nosotros; es algo que es para el Señor, no para nosotros (otro error en el que comúnmente se cae, que vamos a tratar a c ontinuación). Como tal, la participación en ella (en público como en privado) es UN SIGNO DE MADUREZ. Rom 12:1-2 nos exhorta a renunciar al patrón de pensamiento egoísta del mundo y concentrarnos en el Señor para comprobar Su buena voluntad, agradable y perfecta.

En ocasiones, lo que el diablo aprovecha para “sacarnos” de la alabanza, es que pensamos que ella nos debe gustar a nosotros, cuando el destinatario de la alabanza no somos nosotros sino el Señor y a El le gusta cualquier tipo de alabanza siempre que sea efectuada con un corazón contrito y humillado y lo tenga a El como el centro de ella. Por ello es que el Señor en Su Palabra no nos enmarca en un estilo, ritmo y/o melodía específica. El no ve la forma sino la esencia, el corazón de ella.

Otra situación muy frecuente, principalmente en este tiempo de tantos recursos “multimedia” disponibles, es el uso de la “alabanza” para ministrar y preparar el alma de las personas para que sus emociones estén preparadas para ser impactadas por la prédica emocional del predicador. Otro error grave. En la Biblia claramente encontramos que la alabanza no es para ministrar a las personas, es para ministrar al Señor. Que como el Señor es bueno y no se queda con nada, a través de ella también toca el corazón nuestro es otra cosa, pero ello no implica de ninguna manera que el enfoque sea el alma y/o las emociones de las personas en lugar de alcanzar el corazón de Dios. Poner las prioridades en desorden significa “usar” lo que es para el Señor inadecuadamente.

Aparentemente, para muchas personas, el no llegar con puntualidad al tiempo de la alabanza en la iglesia es una cuestión inofensiva, que en realidad no lo es y que tiene sus implicaciones. Veamos. Esa persona que por lo general llega impuntualmente a la alabanza ¿llegaría tarde a la cita con un posible empleador para la entrevista definitiva, o llegaría tarde a la cita con un banquero de quién le interesa obtener un préstamo? La respuesta a la pregunta sería no. Entonces, en términos prácticos –aunque mentalmente diga que no es así—significa que el empleador y/o el banquero son más importantes que Dios. Por el otro lado, si no participa activamente en la alabanza congregacional ¿tendrá tiempos de alabanza personal –a solas- con el Señor –y no nos referimos a estar oyendo música cristiana en la radio mientras está trabajando o haciendo tareas—tiempos personales de alabanza concentrada para el Señor? Si no somos capaces de participar en una hora a la semana –o dos o tres, dependiendo el número de servicios a los que asistamos durante la semana—en la alabanza congregacional no vamos a tener tiempos de alabanza personal con el Señor, que como veremos más adelante, son el deseo del corazón de Dios para con nosotros.

La alabanza genuina es, en primer lugar, resultado del entendimiento de Quién es Dios. Que El no es alguien como nosotros, no simplemente un ser superior, no simplemente un entendimiento mental, sino el entendimiento en el corazón de Su Persona, de que El es el gran YO SOY, de que El es todo y para todo, de que nosotros delante de El no somos nada, pero El nos ha hecho, inmerecidamente, sus hijos o hijas.

También es el resultado del agradecimiento genuino y sincero por la salvación que El ha obrado en nuestras vidas, y lo contrario también puede ser cierto. La falta de alabanza al Señor puede ser el resultado de la falta de agradecimiento, que deriva de la falta de pleno entendimiento, por nuestra salvación. La damos como un hecho, y un hecho del que el Señor se debe sentir agradecido con nosotros, en lugar de ser nosotros los agradecidos con El por habernos librado del infierno eterno.

Otro elemento que es necesario en la alabanza genuina es el temor de Dios (1 Cro 16:25, Sal 96:7-9) que implica el entendimiento en nuestro corazón de que, aún mereciendo el castigo eterno de Dios como resultado de Su justicia, El en Su gracia y misericordia, tuvo piedad de nosotros, y con la muerte y la sangre del Señor Jesucristo –lo más preciado para el Padre- pagó el precio que era demandado por Su justicia para que sobre nosotros no cayera el juicio eterno; el entendimiento de que siendo merecedores de nada, El nos dio todo; de que El es amor pero también fuego consumidor (Heb 12:29), que maravilloso es estar en Su presencia pero que horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo (Heb 10:31).



DEFINICIÓN.

Alabar es:
 Elogiar, magnificar, engrandecer, al Señor con nuestras palabras.
 Celebrar que el Señor es quién es y hace lo que hace.
 Comprometernos con El en una relación personal de dar y recibir –no solo de recibir como es lo usual en una gran cantidad de creyentes actualmente--.
 Darle honor a Dios, reconociéndolo en cuanto a Su Ser, atributos y obras (esto es, Su Gloria).



ALGUNAS COSAS QUE LA BIBLIA NOS ENSEÑA ACERCA DE LA ALABANZA.

Heb 13:15.

Ofrezcamos SIEMPRE a Dios, alabanza.
 Es un mandamiento, no una opción.
 Siempre (Sal 34:1): implica en todo tiempo, en todo lugar, en toda situación, en todo estado de ánimo. No solo en la iglesia, aunque si no lo hacemos allí, menos lo vamos a ser cuando estemos solos o en casa.

La alabanza: un SACRIFICIO (Sal 50:23).
 Aunque no tengamos ganas.
 Aunque no estemos de ánimo.
 Aunque nos cueste.
Rom 12:1 (DHH): “Por tanto, hermanos míos, les ruego POR LA MISERICORDIA DE DIOS que se presenten USTEDES MISMOS COMO OFRENDA VIVA, SANTA Y AGRADABLE A DIOS. Este es EL VERDADERO CULTO que deben ofrecer”. Este pasaje, entre otras cosas, nos enseña que si verdaderamente valoramos la misericordia de Dios para con cada uno de nosotros, ALABAMOS.

La alabanza: fruto de labios que CONFIESAN Su nombre.
Implica la salvación como requisito (Sal 50:23, Rom 10:8-10). Un no salvo no puede alabar verdaderamente al Señor, y los ángeles, aunque lo hacen, no lo pueden hacer como nosotros (POR LA MISERICORDIA DE DIOS en la salvación).
Si verdaderamente somos salvos y estamos plenamente conscientes de lo que ello significa e implica, así como de su costo, Su alabanza estará de CONTINUO en nuestra boca (Sal 34:1).


La alabanza nos conduce a ser conscientes de SU PRESENCIA (Sal 100:4, Sal 95:2, Sal 140:13).
Y en Su presencia hay, entre otras muchas cosas:
Liberación, poder y bendición (Deut 4:37-38, Sal 68:1).
Plenitud de goza y delicias (Sal 16:11, Sal 21:6).
Protección (Sal 31:20, Sal 91).


Dios es digno de ella y solo El la merece.
Sal 150:6: todo lo que respira, alabe al Señor.
Jer 33:11: porque El es bueno y para siempre es Su misericordia.
Sal 103:1-2: por todos sus beneficios.


La alabanza requiere un corazón genuino (ser como niños –Mat 21:16--).



02 Mar 2011
Referencia: Alabanza.